EL APUNTE
Un camino sin concluir
Un gobierno tras otro, una legislatura tras otra, se acumulan las excusas para no terminar el imprescindible desdoble de Vejer hasta Algeciras
Parece que la situación dramática que vivimos por la crisis sanitaria causada por el Covid-19 tapa cualquier otro propósito, cualquier proyecto. Parece que no hubo necesidades antes ni las habrá después pero en esta vida todo acaba y habrá que ponerse a la tarea, ... a todas las tareas, más pronto que tarde. Habrá que retomar las necesidades de muchos pueblos y ciudades en unos meses, en una situación económica difícil pero que no servirá de excusa para enfrentar lo necesario. Entre esas carencias casi endémicas, que no pandémicas, de la provincia están las carreteras, autopistas y autovías gaditanas. Siempre están pintadas en rojo en el mapa de la Dirección General de Tráfico cada fin de semana de cada verano –cuando eran veranos, que ya volverán–, cada simple mañana laborable –porque volveremos a ir y volver del trabajo casi todos–. La vuelva a la normalidad –que volverá– no nos puede coger a todos con la tarea sin hacer, con los accesos a los principales municipios, a la Bahía de Cádiz, al litoral, sin adaptar , convertidos en puntos calientes, cuando no negros, y en tramos de alta densidad de circulación.
En ese croquis de las promesas incumplidas, de las tareas pendientes, guarda un lugar de privilegio la antigua N-340 . Su retrasado desdoble se lleva la palma de la impaciencia ciudadana, año tras año, desde hace más de dos décadas. La ampliación de esa carretera, su reconversión en autovía hasta Algeciras, sigue a la espera de continuación. Y lleva demasiado tiempo. Llegó hasta Vejer y, quizás por la belleza del pueblo, se paró allí para siempre. La culminación de su esencial trazado acumula, como mínimo, dos décadas de retraso. Una legislatura tras otra, con unos y otros partidos, las excusas se acumulan para dejar de lado su imprescindible conclusión. La incapacidad del actual gobierno socialcomunista, empeñado en dar prebendas a los independentistas, los secesionistas y los filoterroristas ha encontrado ahora otra justificación para dejar esa necesaria autovía en la parálisis permanente. Entre la pandemia y las excusas, todo quedará como está. La responsabilidad puede compartirse entre varios ejecutivos nacionales recientes. El caso es que ninguno sabe hacer el camino. Y lo necesitamos. Unas obras, unos parches, no va a ocultarlo.
