El Apunte
El cambio de fechas enfrenta a las dos caras del Carnaval
La calle decide cantar en febrero tras verse arrastrada por la modificación de fechas del Concurso
Las dificultades definen a las personas, a las sociedades y a los colectivos. En la adversidad se nos conoce a todos, individualmente o como grupo. Pueden sacar conclusiones de lo vivido en los últimos 18 meses. Nuestra reacción entonces, la actitud, nos define como nada, ... como ninguna otra circunstancia. El sorprendente cambio de fechas del Carnaval anunciado por el Ayuntamiento de Cádiz es uno de los mayores giros que ha vivido la primera fiesta de la ciudad en medio siglo. Así que cabe deducir que servirá para medir la altura de los que la forman, de aficionados a integrantes, de organizadores a divulgadores, todos. Las circunstancias obligan, así que ahora llega la hora de ver de qué está hecho un mundillo. Será de muchas grandezas, virtudes, y algunos defectos, taras. Como sucedería con cualquier otro grupo social sometido al mismo escrutinio. Hay que comenzar debatiendo qué es el Carnaval. Además de una tradición fortísima, es una afición, una pasión, y -defiende el Ayuntamiento, entre otros- una industria potencial, cultura, turismo... En los últimos 30 años ha crecido de forma exponencial, asombrosa, como todos los fenómenos públicos debido a la potencia difusora de los medios, revolucionados vía internet. Pero por más que haya crecido, su esencia es inalterable. Sobre esa pieza maestra se basa todo. Es la copla. Pero tiene dos versiones: la que suena en el Concurso y compite (antes de saltar a la calle y al público) y la que va directamente al espectador, sin filtros ni premios, en esquinas y aceras. Muchos dirán que es posible vivir y seguir las dos, oír o integrar una agrupación desde el mes de septiembre, vivir el Falla, salir y acabar agotado en el Carnaval Chiquito. Pero la realidad es que responden a dos dinámicas distintas, a dos grupos bastante diferenciados que comparten, eso sí, a una buena parte del público mayoritario. El cambio, quizás conveniente, quizás exagerado, se verá, de fechas de Concurso, hasta verano, obliga también a cambiar el ritual de la calle, cuando quizás no está sometida a las mismas condiciones (de ensayo, aforo, acceso a un recinto, medidas preventivas...) por lo que cabe deducir que una parte del Carnaval, el certamen, ha arrastrado a la otra, la callejera. De ahí el anuncio de rebeldía de algunas ilegales, que cabe entender como una declaración de independencia: es un fenómeno distinto, con otras dificultades y ventajas, que no debe someterse al oficial. Es la misma esencia con dos caras.
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