El Apunte

Cambiar para salvar la educación

El desplome de la natalidad deja caduco el actual sistema educativo, que necesita de una profunda reforma para atajar la sangría

El desplome de la natalidad en España, acentuado en una provincia gaditana de crisis endémica, provocará un cambio en el modelo educativo. Es la única certeza entre tantos interrogantes. Cada vez nacen menos niños y ello desemboca en menor número de matriculaciones, plazas ... vacías, unidades eliminadas, centros cerrados y otros colegios en riesgo severo de desaparición como escenarios para la docencia.

Si en Infantil quedaban cerca de 3.000 plazas vacías este curso, ahora en Primaria se confirma pues esta situación comenzó a acentuarse hace al menos 15 años (los institutos empezarán a sentirlo en las próximas fechas). Como esa bola de nieve que aumenta en cada salto, el ‘problema’ ya alcanza dimensiones preocupantes y la ‘poda’ resulta insuficiente, obligando a tomar decisiones drásticas para prolongar la agonía.

¿Cuándo se adoptarán las medidas para adaptar el modelo al actual marco tan condicionado por el cambio demográfico? El nuevo Gobierno andaluz que probablemente salga de las urnas el próximo junio ha de establecer esas líneas maestras para desarrollar la estructura, y es exigible situar sobre el mismo plano a la mayoría de la Cámara autonómica o al menos a los dos partidos con opciones de Gobierno. Alejarse de planteamientos ideológicos fútiles y sentar las bases, en su dimensión más amplia, del futuro académico. Romper el candado y cambiar ese cerrojo.

Hasta colegios públicos y concertados mantienen los mismos postulados: la solución pasa por la bajada de las ratios (la cifra de alumnos por aula), aunque suponga una lógica mayor inversión per cápita al ser menos chicos y los mismos profesores. Un descenso real, pues los refuerzos covid, esa llegada de nuevos maestros para apoyar en la implementación del protocolo sanitario, no ha tenido la consecuencia aquí demandada.

Puede haber fórmulas alternativas, opciones mixtas y/o progresivas, más puntuales o individualizadas, incluso ideas aún no bosquejadas. Pero la realidad es que el sistema actual está caduco y no por ignorarlo el problema va a desaparecer. La desaparición de unidades, la desesperación de directivas, son sentimientos palpables y visibles con tan sólo prestar un poco de atención.

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