Cádiz suena a gloria durante el verano
Los festivales de música se han consolidado como un atractivo más para la provincia de Cádiz y han demostrado su capacidad para atraer al público incluso fuera del verano
Desde hace dos décadas, un mensaje se ha repetido como un mantra por las distintas administraciones que algo tenían que ver, directa o indirectamente, con el turismo. Había que encontrar una fórmula para superar el sol y playa. Durante años se ha intentado de todo. ... Y los frutos han ido llegando. Hace cosa de 15 años, empezó una apuesta decidida por atraer a visitantes con el deporte. Cádiz ofrecía campos de golf, la combinación precisa de viento y playa y una temperatura que permitía entrenar durante todo el año en unos hoteles bien equipados. Y el prodigio se obró. Desde hace entre diez y cinco años, Diputación y Junta machacan con la gastronomía buscando que los comidistas acudan a la provincia sin importar la fecha. Sólo hay que mirar la cantidad de restaurantes selectos que han ido abriendo a lo largo de toda la provincia para comprobar que la estrategia había sido un éxito y que Cádiz, al atractivo del sol, la playa o la montaña, podía unir materia prima y pericia de los cocineros.
En los últimos años, la estrategia de promoción ha venido por un elemento que pocos podían imaginar: los festivales de música, ya sean grandes eventos en lugares muy turísticos que se prolongan durante todo el verano o pequeños encuentros musicales que buscan a un público muy escogido. Como ejemplo del primer tipo de festival el epítome sería el Concert Music de Chiclana, que se desarrolla en un verano chiclanero que ya era un éxito, pero que ha añadido un atractivo más para convencer a los indecisos. En el segundo tipo, tenemos la delicia del Festival de Jazz de Vejer, con actividades al aire libre en un entorno recogido e insuperable.
Cádiz ha roto esa carencia que tenía apenas seis años atrás, la de que los principales artistas nacionales e internacionales reserven un hueco en sus agendas para recalar en la provincia. Sin dejar de lado un carnaval y un flamenco cada vez más profesionalizado, la música ligera se ha consolidado como un atractivo que pocos pueden separar ya de Cádiz y en una receta más para ir diciendo adiós a ese fantasma de la estacionalidad.