Que Cádiz no sea la última
Las movilizaciones de ayer de Navantia son un recordatorio al Gobierno de que Cádiz no puede ser la olvidada de los planes industriales
Hace cinco años, el presidente de los empresarios, Javier Sánchez Rojas, decía que los problemas de las infraestructuras de Cádiz seguían siendo los mismos que hacía 20 años y que idénticas eran las demandas: un segundo puente, el tren de la Cabezuela y la eliminación ... del peaje entre Cádiz y Sevilla. Hoy, después de una larga lucha, todo eso –salvo el tramo viario, que ya está en marcha– se ha conseguido. Sin embargo, no puede decirse lo mismo de los problemas del tejido industrial de la provincia y, muy especialmente, de la Bahía de Cádiz, que parece sujeta a alguna maldición que la hace caer una y otra vez en las mismas trampas.
Y es que desde que la democracia vio la luz en España, la Bahía de Cádiz siempre ha tenido sobre su cabeza la espada de Damocles de la falta de trabajo en sus plantas. Una situación que es extensible al tejido industrial, que ha visto cómo algunas de las grandes empresas (léase Delphi o la misma Tabacalera, uno de los iconos de Cádiz) terminaban por marcharse. El fantasma de las movilizaciones vividas en los años 90 en las que la quema de contenedores y los enfrentamientos con la policía eran frecuentes parece estar revoloteando de nuevo sobre la Bahía. A la falta de carga de trabajo concreta en el astillero de Puerto Real se une un horizonte sombrío en Airbus, con el anuncio de un adelgazamiento de la plantilla cuando no del cierre completo de la planta.
Urge, pues, que el Gobierno no deje a la plantilla en la cola de sus prioridades, por mucho que los socios de gobiernos, directos o indirectos, obliguen a escamotear las inversiones para este rincón de España. No es comprensible, como ya denunció este periódico en fechas pasadas, que otros astilleros de Navantia estén rebosantes de actividad mientras que el puertorrealeño languidece.
La plantilla salió a la calle ayer para decir basta. Basta de vivir con miedo a perder el empleo de manera cíclica. Basta de que no se concreten planes a medio y largo plazo para hacer de las factorías gaditanas un destino frecuente de cargas de trabajo. Basta, en la manifestación fue de lo más comentado, de anuncios de inversiones y obras para acallar las voces críticas que luego no tienen un reflejo concreto, porque con las cosas de comer, no se juega.