EL APUNTE

En Cádiz, la limpieza sería la revolución

El Ayuntamiento local sigue empeñado en sus cruzadas ideológicas mientras crecen las denuncias por suciedad y hasta por plagas de ratas

Aunque el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz guste de perder su tiempo y su escasa capacidad de gestión en cambiar nombres de avenidas (rápidamente si se trata de Juan Carlos I y con parsimonia si hablamos de la Guardia Civil, por ejemplo) o ... en lanzar proclamas en internet sobre asuntos ajenos y lejanos, es un hecho incontestable que las responsabilidades de los ayuntamientos son muy limitadas. Cuando los partidos viven el furor de la campaña electoral hablan de que vuelvan los emigrantes, de sacar a todos los ‘sintecho’ de las calles, de frenar los desahucios y de transparencia, de crear empleo e infraestructuras o defender libertades y derechos. En cuanto esa misma formación lleva unos pocos meses a cargo de la responsabilidad municipal queda clara la realidad en toda su crudeza: que algunas problemáticas sociales son complejísimas y escapan a su competencia , que apenas tiene recursos para prestar las ayudas que ofreció a los ciudadanos, que no pinta nada en industria y empleo.

Las competencias municipales, por desgracia, se limitan en la administración española a la prestación de algunos pocos servicios –eso sí, esenciales– entre los que destacan el transporte y la limpieza –al margen de la programación cultural o lo relacionado con las fiestas, desgraciadamente en suspenso o condicionadas por la pandemia persistente–. En estas áreas, su influencia es total y todas provocan un gran impacto en el ciudadano. Ahí no hay escapatoria. Lo relacionado con el tráfico interno -mejor no hablar de Policía Local- los autobuses, el aparcamiento, la recogida de basura y la limpieza o el mantenimiento de los espacios públicos es exclusivamente competencia municipal. Y resulta llamativo que en Cádiz, cinco años y medio después del relevo municipal, despierte cada vez más y más quejas y críticas el lamentable estado de sus calles y plazas . La lista de ejemplos es larga pero el último está en una de las zonas con más encanto para los gaditanos como es el Paseo Marítimo. Las quejas de numerosos vecinos hablan de una plaga de ratas como no recuerdan. Nadie les contesta ni les ayuda. Estarán ocupados con lo que no les incumbe ni nadie les reclama: derribar la monarquía o velar por los derechos de la población de algún país remoto. Cualquier cortina de humo menos trabajar sobre el terreno y admitir que es su responsabilidad única, directa.

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