Cádiz capital, abandonada a su suerte
El Ayuntamiento no sólo no lidera ningún proyecto de futuro ilusionante, sino que ni siquiera es capaz de mantener una imagen decente de la ciudad
Cádiz es una ciudad decadente. En muchos aspectos. Históricamente viene siéndolo desde hace casi dos siglos, aunque en ese largo camino ha vivido años en los que ha podido camuflar esa cuesta abajo en la que vive inmersa casi de forma crónica. A principios de ... este siglo XXI vivió años de cierto progreso, con una transformación urbanística importante, fundamentalmente tras el soterramiento de la vía férrea, que dividía Extramuros en dos como una cremallera, con dos zonas muy diferenciadas económica y socialmente en cada lado. Antes había llegado también una importante inversión europea para acabar con la infravivienda en el centro histórico, que era un gravísimo problema que se solucionó en parte. Se ejecutaron también otros proyectos como el nuevo estadio Carranza, se inauguraron espacios culturales y se contruyeron hoteles de alta calidad.
Sin embargo, la crisis de 2008 golpeó con dureza a la ciudad, dejando en el olvido grandes proyectos que hace años que debían estar ejecutados, como el nuevo hospital, la remodelación de la Plaza de Sevilla y del recinto exterior de la Zona Franca o la Ciudad de la Justicia.Pese a todo, la capital gaditana tenía una imagen decente en los pequeños detalles, en el mantenimiento urbano más cotidiano.
Lamentablemente, esto ha cambiado también en los últimos años. Desde que la izquierda radical se hizo con las riendas del gobierno municipal, no ya es que no tenga ningún proyecto de futuro que ilusione a los gaditanos, sino que hasta dichas labores de mantenimiento diarias brillan por su ausencia y la ciudad presenta un aspecto pésimo en muchas zonas, sobre todo las menos turísticas, las que viven los vecinos cotidianamente. Farolas que apenas iluminan, calles en lamentable estado de asfaltado, pintadas, suciedad, bancos, farolas o fuentes rotas, monumentos deteriorados... es la imagen más habitual de una ciudad que está en franca decadencia y que ha entrado en una senda muy peligrosa. De prolongarse aún más en el tiempo tardará años en recuperar una imagen decente, de cara a los propios gaditanos y a los visitantes. Bien harían el alcalde y sus concejales en centrar en esa tarea sus esfuerzos, y no en lo que lo hacen habitualmente.