Ayudar a Ucrania es ayudarnos
La ola de solidaridad no puede ser esta vez, como en otros desastres, temporal y efímera porque toda Europa se juega su libertad ante un autoritarismo violento
![La Voz de Cádiz: Ayudar a Ucrania es ayudarnos](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2022/03/03/v/cruz-roja3-kFoG--1248x698@abc.jpg)
La relación directa entre los movimientos de solidaridad y el eco mediático de las tragedias humanitarias suele apagarse con el paso de los días. Nuestros ojos, nuestras mentes, ese ánimo colectivo que compartimos como sociedad no soporta la contemplación del dolor y el horror con ... la mirada fija durante demasiado tiempo. Ha pasado antes en Afganistán, en Irak, en Darfur, Somalia, Haití o la República Democrática del Congo... Todas las tragedias de la guerra son la misma repetida. Pero nuestros prejuicios culturales hacen que la invasión de Ucrania tenga un carácter diferente, permanente. El espanto que nos causa es duradero, inasequible al agotamiento de los tres días en las portadas de informativos y periódicos. Es una guerra injusta, unilateral, a las puertas de Europa, nuestra casa, en la que creímos que nunca volvería a contemplarse un bombardeo. Eso eran cosas de la Segunda Guerra Mundial, ya aprendimos. O de la Guerra de los Balcanes, como mucho, pero era una contienda civil y esas, ya se sabe, son cuestiones internas de los países, de sus enredos culturales, políticos y religiosos. Pues no era así. Ahora no es un conflicto interno ni en blanco y negro. Está al borde de salpicar a naciones que consideramos ajenas a ese pavor, como las bálticas, como Suecia o Finlandia. La ayuda solidaria se resiente cuando no va asociada a desastres naturales y a ese efecto de respuesta inmediata que caduca a los pocos días. Sus estremecedoras imágenes suelen provocar una reacción tan inmediata como fugaz. Paliar las terribles consecuencias de las hambrunas, los maremotos o las sequías interminables requiere de un compromiso constante de la ciudadanía y exige de los gobiernos una previsión de los recursos disponibles. En este caso, es diferente. Es la mano del hombre, de uno sobre todo, el que causa la desgracia y es tan cercana que no puede ser efímera con el terror nuclear de fondo. Asociaciones, profesionales y particulares entremezclan su solidaridad, también desde esta provincia, con un encomiable altruismo. Esta vez no podemos permitir que sea pasajero, siquiera por el miedo a que la mancha del autoritarismo violento se extienda. El compromiso debe ser absoluto, total y permanente.