Los astilleros no viven de promesas
La visita de la ministra Montero tuvo más de publicidad que de compromisos reales con las plantas gaditanas
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Es muy difícil confiar en el futuro de unos astilleros donde ya no se construyen barcos. O donde no se construirán en unos meses. O donde no se construyen los suficientes para mantener su actual plantilla. Esa es la duda que resulta legítimo, y oportuno, ... plantear tras la visita de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero , ayer al astillero de San Fernando . La más visible representante andaluza en el Gobierno PSOE-Podemos, con permiso de Carmen Calvo, trató de avanzar la carga de trabajo que aguarda a las factorías de Navantia en la Bahía de Cádiz en los próximos meses pero sus anuncios no sirven para aliviar las incertidumbres de la plantilla del astillero isleño, aunque salga algo mejor parado por los proyectos previstos, ni en el de Puerto Real. La nueva presidenta de Navantia, Belén Gualda, que hizo de guía y anfitriona, fue testigo ayer de la confirmación de un contrato con Marruecos para la construcción de un patrullero para su Armada Real. Proporcionará a la planta un millón de horas de trabajo y cerca de 250 empleos durante los próximos tres años y medio. Pero dista de ser suficiente para garantizar los niveles medios de actividad que necesita la factoría con lo que el acto tuvo más de político que de laboral y social, más de propaganda que de utilidad. Aunque se hablara de futuros encargos similares, por ahora pertenecen al terreno de la esperanza, de la posibilidad. De promesas no se come y para mostrarlo sirve la situación de la factoría puertorrealeña porque su cartera de encargos a medio plazo está vacía. Hay que confiar en que la nueva dirección de la compañía no incurra en tentaciones pasadas, como concentrar en Ferrol la construcción naval para responder a intereses electorales y de política territorial.
Es evidente que los astilleros de la Bahía, y especialmente el más simbólico de Puerto Real, no tienen futuro sin barcos y quedan muy expuestos por falta de rentabilidad. Más allá de las fotografías y las visitas políticas, de los vídeos y las declaraciones, cabe reclamar a Navantia y al Gobierno de España que adjudiquen o firmen cuanto antes nuevas contrataciones, reales, confirmadas. La supervivencia de las plantillas y las factorías será muy complicada si quedan reducidas a labores de reforma, a reparaciones técnicas y a obras eólicas.
