Los amigos del Ayuntamiento tienen suerte
Las promesas de transparencia han quedado en una sensación de favoritismo que oposición y sindicatos denuncian sin pausa
Las acusaciones de sectarismo y nepotismo, de favoritismo , se le acumulan al Gobierno municipal de Cádiz cada vez que sobre la mesa de una concejalía se pone una concesión, la contratación de algún espectáculo o servicio. Las promesas de transparencia y juego ... limpio han quedado sepultadas por un rosario de sospechas que siempre aparecen para ensombrecer los preceptos de igualdad, publicidad y concurrencia que se presuponen a todo acuerdo que firma una administración pública con una empresa privada o con un ciudadano ajeno a su estructura. Cabe pensar que las denuncias de favorecer –por ejemplo en la contratación más alta del FIT a una obra de un afín a Podemos– siempre proceden de los partidos de la oposición y, por tanto, tienen un sesgo ideológico previsible. Pero es preciso recordar que en esta hilera de quejas, siempre contra un presunto favoritismo municipal, hay una larga presencia sindical, por ejemplo.
Hasta Autonomía Obrera levantó la voz contra el proceso de selección de responsables de la televisión municipal Onda Cádiz. La Fundación Municipal de la Mujer o algunas contrataciones de atracciones navideñas levantaron idénticas quejas en colectivos que no pertenecen a esa 'diabólica derecha' en la que el alcalde y sus concejales se amparan de forma tópica para eludir sus responsabilidades. Podemos-Adelante-Ganemos gobierna aún en el Ayuntamiento de Cádiz con el eco de una serie de promesas y eslóganes realizados durante la campaña electoral del año 2015 entre los que destacaban algunos como «paredes de cristal», «abrir cajones» o «apertura de ventanas para que entre el aire». Eslóganes resultones en los mítines y las redes sociales pero que el tiempo ha demostrado vacíos. Lo que se ha llevado el aire son precisamente esas palabras. Aún peor, esos conceptos. En San Juan de Dios, y otros edificios municipales, hay de todo menos transparencia. Hay demasiados acuerdos con particulares en el Ayuntamiento de Cádiz en los que la claridad brilla por su ausencia. Como máxima expresión de una forma de hacer, en 2018 se alcanzó la cumbre cuando un consejero de una empresa municipal (aparcamientos) se permitió escribir en un documento que «no sería conveniente» que esa información llegara a ser pública a través de los medios. En esas seguimos tres años después. En eso ha quedado el cristal, en un velo tupido para ocultar o justificar contrataciones, concesiones y concursos. Está claro que el Ayuntamiento participativo y abierto ha quedado en ocultación, en una llamativa casualidad: los contratos siempre van para los amigos.
Ver comentarios