El alto precio de la mentira
Electricidad, gasolina y butano alcanzan niveles de coste máximos para desmentir las falacias progresistas
Cuando las formaciones políticas que se declaran de izquierdas están en la oposición, las empresas son enviadas de Belcebú que amenazan a las pobres familias desamparadas con sus bastardos intereses económicos. Ya saben, la cantinela del IBEX-35 y demás. Sin embargo, cuando esos partidos ... tienen la responsabilidad de gobernar, resulta que los servicios esenciales (electricidad, gas, combustible, medicamentos...) tienen un funcionamiento inamovible contra el que nada pueden hacer. Es una de las grandes mentiras del progresismo populista o del populismo progresista que, a la hora de la verdad, es lo mismo. Las campañas electorales son esas semanas de muchas palabras, de frases rimbombantes, y de ningún hecho. De eslóganes, gracias bien preparadas e incluso ensayadas, que la práctica deja en el terreno al que pertenecen: la teoría. La realidad es bien distinta. A esos graves problemas, existentes en idéntico grado entonces y ahora, se aplican las mismas medidas insuficientes, parciales, progresivas. Que los ciudadanos, las familias, se enfrenten en plena crisis sanitaria a los mayores precios que se han conocido en la gasolina, la factura eléctrica o, ahora, la bombona de butano son la mejor prueba de la falacia izquierdista mil veces desenmascarada por los hechos.
Al folletín de poner lavadoras y lavavajillas de madrugada solo se supo responder con una bajada del IVA que supone una operación de maquillaje. Así, lo que las familias no pagan de más lo ponen las arcas del estado por lo que las demoníacas empresas eléctricas siguen percibiendo lo mismo y las cuentas públicas dejan de percibir un dinero que ya se dejará notar en otros servicios y prestaciones (¿educación? ¿sanidad? ¿pensiones? ¿infraestructuras?). Para redondear el sombrío panorama, la bombona de butano cuesta desde ayer 15,37 euros, acumulando un aumento de más de tres euros en apenas medio año. Otra dolorosa puya para la economía de tantos hogares que deben asumir ya la severa subida del precio de la electricidad, un 16% respecto al anterior máximo. Esta subida del precio de la bombona también pone su coste directo en el más alto en los últimos seis años. Ahora, que cada cual contraste esta innegable realidad numérica, matemática, con las bonitas palabras de campaña y oposición.
