El alivio no puede llevar a la relajación
El paso de la provincia a Nivel 2 más el descenso de contagios o la cercanía de Semana Santa pueden llevar a una sensación confusa y dañina
La Semana Santa , en su aspecto lúdico y vacacional, está a la vuelta de la esquina. Al margen de conceptos religiosos, es el anuncio de la primavera –a nueve días vista desde hoy– además de un espacio para unas pequeñas escapadas para gran ... parte de la ciudadanía española. Así era, porque ni en 2020 ni en este 2021 habrá procesiones, ni de pasos ni de automóviles camino de la playa, el campo, la familia o la segunda residencia. Pero a pesar de que no habrá movimientos vacacionales para desgracia de todo el sector servicios y de transporte, queda algo de su fuerza simbólica como tiempo de asueto y relajación, de descanso hasta el verano. Si a esa sensación se añade el inicio de la vacunación, aún lenta, con el paulatino descenso de contagios, aún insuficiente, cabe la posiblidad de que se extienda algo parecido a la relajación. El paso de la provincia a Nivel 2 permitirá abrir bares, restaurantes, comercios y demás negocios no esenciales hasta las 21.30 horas. La sensación de alivio, de principio del fin, crece por tanto. Las medidas entraron en vigor con el primer minuto de este viernes, a dos semanas del Viernes de Dolores.
Todos estos elementos unidos al hartazgo de limitaciones hacen que se dispare el riesgo de laxitud en las medidas preventivas individuales . Es por eso que, en estas circunstancias, hay que recordar que por encima de todo hay que procurar que esta extraña Cuaresma sea la segunda y última sin procesiones en las calles ni en las carreteras. Para conseguirlo, hay que resistir, tener paciencia. Hay que tener la mirada larga y saber que, en tiempos de tribulación, la mejor, la única receta posible, es la prudencia. No puede elegirse entre salvar vidas y salvar la Semana Santa, entre estabilizar la economía de forma permanente o impulsar siete días de consumo. Los datos sobre la incidencia del coronavirus que cada día ofrece la Consejería de Salud demuestran que el goteo de fallecimientos, aunque baje, aún es doloroso. Es, por eso, fundamental que no bajemos la guardia ni siquiera en estas fechas esperadas, por más ansiedad que acumulemos, por más que se amplíen los horarios. Es incontestable que los ciudadanos creen que se han merecido una pequeña tregua después de la dureza de un año, justo ahora, de pandemia. Pero quizás sea mejor aguantar algo más para llegar a la paz definitiva.