El apunte
La alimentación como vacuna natural
Fortalecer el sistema inmunológico es un deber que hemos de imponernos tanto como lavarnos las manos o mantener la distancia
Es la época de los derechos, por encima de deberes y responsabilidades. Desde que se declarara la pandemia, científicos y sanitarios emprendieron una singladura histórica y agotadora para vencer esta guerra invisible ante un enemigo desconocido. Médicos y enfermeros redoblaron esfuerzos y hasta se jugaron ... la vida para salvar las del prójimo. Biólogos e investigadores empeñaron sus horas de trabajo y descanso en desenmascarar al temible Sars-Cov-2 y conseguir una vacuna en menos de un año. Un tiempo récord, una proeza para la ciencia.
Al ciudadano se le ha exigido y le han marcado directrices con reglas mundanas. Guardar la distancia de seguridad, mantener la higiene, vestir mascarilla, no reunirse más de cuatro o seis personas a la vez, y temprano en casita. Al alcance de cualquiera. Por su propio beneficio.
Ahora, también sabemos que una buena alimentación es básica para frenar al coronavirus. Según Tomás Aguirre, reputado especialista, uno de los cinco pilares en la lucha contra el Covid-19. Desconcierta esta paradoja: el culto al cuerpo de esta sociedad exhibicionista e hipernarcisista, el aumento de la actividad deportiva y el ejercicio físico, y a la vez la nula importancia que se le concede a la nutrición. Ya sea por dejadez o desconocimiento, nada exime de la culpa.
La evolución del ser humano topa con esta realidad que podría confirmar sin dudar desde la mayor eminencia hasta tu ‘tía-abuela’ del pueblo: cada vez se come peor. Y esa deficiencia es una ventaja que se le proporciona al virus, a la enfermedad, cualquiera, sin importar sus siglas.
Ante tamaña exigencia de estos tiempos extremos, con una pandemia azotando el planeta, nosotros hemos de dar un paso adelante para afrontar en las mejores condiciones esta batalla. Una dieta mediterránea, rica en frutas y verduras, el rechazo a las harinas, azúcares refinados, la moderación en el consumo de sal, beber agua y descansar pueden tener efectos similares a los de una vacuna en personas sin patologías ni complicaciones. Fortalecer el sistema inmunológico es un deber que tenemos que imponernos tanto como lavarnos las manos o mantener la distancia. La tierra, nuestra tierra, no nos permite excusas.