Ahora no podemos bajar la guardia
El aumento en el número de contagios aún no es preocupante, pero sí una señal de alarma ante lo que nos puede deparar el futuro si no tomamos precauciones ya
La experiencia nos ha mostrado qué es lo que sucede y lo que va a suceder. La aparición de una nueva variante del coronavirus en Sudáfrica amenaza con hacer más cruda la sexta ola de la enfermedad, máxime cuando se sospecha que las vacunas han ... ido perdiendo eficacia tras el tiempo transcurrido desde la segunda dosis. Sin embargo, esa misma experiencia nos ha mostrado cómo nos debemos comportar, cómo debe ser el protocolo a seguir para que la situación no se descontrole. Sabemos lo que tenemos que hacer y, lo justo, lo necesario, es hacerlo.
Lo primero que se hace necesario, y duele tener que volver a insistir sobre esto cuando se aproxima el segundo aniversario de la irrupción del Covid, es huir de los bulos, de las informaciones sin contrastar, de los rumores de barra de bar o ‘time line’ de Twitter. Los expertos están preocupados e investigando las características de la nueva variante pero no han indicado que sea más virulenta que las anteriores, aunque sí parece que ser más contagiosa. Informarse por cauces oficiales y por medios de comunicación que hayan demostrado su compromiso con la información de calidad es una de las armas para no caer ni en el alarmismo más exacerbado ni en el triunfalismo más irresponsable. Tener conciencia de la situación real del problema es indispensable para saber cómo actuar.
Y ésa es la segunda clave de estas situaciones. Es preciso seguir las recomendaciones de las autoridades sanitarias, siempre más expertas que los charlatanes y negacionistas que pululan por las redes sociales. Hay que atender a las recomendaciones que trasladen a la sociedad, tales como el uso de mascarillas en lugares cerrados y el autoaislamiento y la toma de medidas cuando se crea que se ha podido contraer la enfermedad.
Estamos no ya a las puertas de la sexta ola, sino que hemos traspasado el umbral y vemos cómo crecen los contagios y, con ellos, las hospitalizaciones. Así que hay que aprovechar la experiencia tristemente acumulada para combatir a este maldito virus. Sin alarmismos, sin dejar que nos marque la vida, pero con responsabilidad y sin olvidar que el enemigo está aún entre nosotros.