Un 8 de marzo diferente
Los motivos y la necesidad son los mismos, están vigentes, pero hay que expresarlos por otras vías ya que la manifestación es imposible
Está fuera de toda duda que la causa de la igualdad de género precisa de trabajo constante, de recordatorio diario y de discursos, de ejemplos, que alcen la necesaria voz de una sociedad que no debe tolerar ninguna discriminación a ninguna persona por el sexo ... que recibió al nacer o que siente. El 8 de marzo, el próximo lunes, es el día que decidimos dedicar a ese recordatorio de forma específica. Es una jornada para la reflexión y la reivindicación, para recordar de forma especial, todos a un tiempo, que miles de mujeres aún son marginadas en todos los colectivos, entre los marginados incluso, en todos los sectores económicos, en todas las clases sociales, en todas las partes del mundo en algún grado. Siempre cargan con la necesidad de esforzarse mucho más para recibir mucho menos de la sociedad. Pero con ese trabajo por delante, este año hay una fuerza mayor, una circunstancia que lo marca todo, incluso las más justas exigencias.
La alerta sanitaria que provoca la pandemia por Covid-19 impide ningún tipo de concentración por legítima que sea. Llamar a manifestaciones o encuentros en los que se mantendrán medidas y distancias es irresponsable por cuanto, todos, sabemos que es muy difícil mantener esas normas en determinadas situaciones por buena que sea la intención y la organización. Por tanto, este año toca buscar alternativas a través de las redes sociales, de altavoces, incluso de automóviles, de actos sin público al aire libre, otras plataformas a la necesaria, pero esta vez imposible, manifestación. En esta ocasión, las concentraciones no son una buena idea, por más que reivindiquen nobles ideas, imprescindibles, que tendremos que difundir por otros canales, de otra forma. Bien harían los distintos partidos políticos en reclamar esta prudencia sin excepciones. Que unos se arroguen el derecho a convocar a cientos de personas mientras otros lo condenan puede provocar confusión porque la inmensa mayoría de la sociedad está de acuerdo en que el mensaje del 8M está vigente pero que no se puede expresar a base de multitudes. Como en tantas otras citas de distinto carácter, hay que confiar en que este año sea el último en el que hay que cancelar la convocatoria. Será señal de que la alerta sanitaria ha remitido y podemos volver a reclamar igualdad como siempre.