OPINIÓN
Bonita, que fea eres
Las posibilidades de uso del lenguaje son realmente infinitas
Las posibilidades de uso del lenguaje son realmente infinitas. Nos servimos de la lengua para hacer pregunta, para dar órdenes…incluso para proferir insultos. La lógica se ocupa entre otras cosas de discursos caracterizados por sus enunciados con valor de verdad o falsedad. Es la ... consideración “apofántica” del discurso según Aristóteles. Hoy, ha tomado el “relevo” del pensamiento filosófico la egabrense más universal. Carmen Calvo en pugna semántica con María Jesús Montero. Ha dicho la primera: “nos lo hemos currado bonita”. La segunda, Marisú o Frarruquita, como la apodan sus allegados en Sevilla, espetó meses atrás a una periodista en plena rueda de prensa: “mira chiqui”. Bonita, chiqui…son los términos utilizados por las ministras feministas “a secas”, sin adjetivos según la primera, pero también sin paliativos. Cuidado Inés y Lorena con la calificación de liberal del feminismo, porque la dogmática feminista os condenará a los infiernos (bueno, no todo debe ser malo allí, además de calentitas, dicen que allí sólo habitan de manera autóctonos, demonios con la “cola” o “rabo” muy largo). La aplicación de los principios del lenguaje formal, como lo hace la Lógica de los enunciados, nos llevan a la siguiente consideración. Todo enunciado verdadero tiene su contrario u opuesto. “Bonita y no bonita o fea”. “Chiqui y no chiqui o vieja”. Su traslación al lenguaje ordinario, las entonaciones, el contexto, la ironía y otros recursos lingüísticos, nos llevan a pensar que en el fondo y en la forma, las de C’s, en el caso de Calvo a colación con el desfile del “orgullo” y la periodista en el supuesto de la Montero, pueden darse por satisfechas siendo aludidas con el concepto opuesto al expresado.
Siempre pensé que La “arriolítica” Villalobos, había adquirido un puesto preminente en la ordinariez política española. “Manolo…venga coño”. Así llamaba a su chófer la presidenta del Pacto de Toledo a su salida del Congreso. Además, supongo criticada por el uso de conceptos en género masculino, para designar el sexo femenino (sacrílego en términos del feminismo dogmático). En España es que no caben más tontos “y tontas”. Pero no, otras dos lozanas andaluzas, la egabrense y la sevillana, no le hacen sombra a la malagueña. En ocasiones no doy crédito a lo que veo y escucho. A colación con la Ministra, también “honoris causa” socialista, “el dinero público no es de nadie”, me hace pensar en la dicotomía ser y estar. De ahí que ser de Cabra no es lo mismo que estar como una cabra. Ser indica un estado permanente. Estar indica un estado transitorio. Ser de Cabra es ser egabrense, lo que se es siempre. Estar como una cabra, supone en principio un estado de transitoriedad, ya que la cordura va y viene. En su otrora vida ministerial “zapateril” dijo que “soy de los políticos que tienen vida. No estoy enganchada a esto. Yo no soy ministra, estoy de ministra”. Observo que Calvo opta más por el Estar que por el Ser. Su criticada Tesis y exposición sobre Derecho constitucional, debió haber sido “sobre los ámbitos y alcances castellano-español de los verbos ser y estar”. Es evidente que no es lo mismo ser ministra que estar de ministra. Supongo lo que intuirán al respecto mis queridos lectores, y no sólo porque lo advertía ya ella. Decía la ínclita ministra que está ahora en funciones, de igual modo que lo estaba cuando ejercía en puridad como ministra, manifestándole a un compañero que: “no me mires como voy peinada o vestida”. Atacar el lenguaje “machista” de la Real Academia ha sido otra de sus constantes para seguir estando en el “candelabro” como Sofía Mazagatos. El candelero de Calvo, Calvo siempre enriquece el acervo cultural. Dijo: “yo he sido cocinera antes que fraila”. En aquel entonces, se iban a celebrar las efemérides de Cervantes y Don Quijote. Busch envió a su embajador a los ágapes. Había sido antes que embajador o “fraile”, banquero cubano. Quizás no llegó a conocer Tropicana, ni la Bodeguita de En medio, por eso seguro que nunca llegó a tomar mojitos con mulatas, a las que cantó Alberti: “al llegar a la Habana, una mulata, dos pitones en punta bajo la bata”. Fue la progresía “castril” su impedimento, el exilio la razón. Calvo se refería a que antes de ser ministra había sido consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, pero el uso correcto del sustantivo neutro fraile, no estaba entre sus prioridades. Retorcer el lenguaje, eso es lo que hace la hija predilecta de Cabra, como en su día lo fue Solís, ministro de Trabajo en el primer gobierno posterior a la muerte de Franco. Ambos son de Cabra, ambos estuvieron en Cabra, porque para ser hay que estar, aunque ninguno de los dos supiera su traducción al latín como “et non erit”. El verbo “esse”, único en latín. Sin duda, la lengua imperial salió en auxilio semántico de los de Cabra, porque para los filólogos latinos ser de Cabra era ser egabrense y nada más, más que le pueda pesar a muchos. Estar como una cabra, simple y llanamente eso.
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