OPINIÓN

Bonanza

Me dejo arrastrar por mi apetito voraz en la fritada de las ideas

Ramón Pérez

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En cierta ocasión fui testigo presencial del lamento trágico del Gordo Bonanza. Cuando confesó resignado su manifiesta incapacidad para freír tomates. Cada vez que me pongo a freírlos, de cuatro a cinco kilos en una sola perolada, apenas veo que ya pueden estar casi listos, ... empiezo a mojar sopones con la cosa de probarlos, mojo, soplo y pruebo, mojo soplo y pruebo, y cuando me vengo a dar cuenta me encuentro la perola vacía. Me gustan tanto los tomates fritos que no puedo freírlos . Más o menos, fue ese su clamor.

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