Bocachanclas

Los mismos bocachanclas que vendían las bondades de lo políticamente correcto son ahora víctimas de su propia estulticia. No hay más que ver lo ocurrido en el discurso interruptus de Felipe González en la Universidad Autónoma de Madrid , dentro de las Jornadas tituladas ‘Sociedad Civil y Cambio Global’. Su conferencia fue suspendida gracias a 200 presuntos estudiantes del manual de 1º de Manifa que ataviados con banderolas, capuchas y pañuelos auspiciaron marejadilla en el Estrecho y borrascas con fuerte viento de Poniente en el aulario de la UAM.

El expresidente del gobierno, criticado por la nueva izquierda como integrante del consejo de administración de una multinacional, es atacado ahora al perfilarse vocero de la abstención a Rajoy , lo que resulta curioso dado que el propio Mariano Rajoy estaría dispuesto a votar en su propia contra con tal de que hubiera terceras elecciones.

Si tuviera que buscar una culpable del boicot del acto esa sería Yolanda Valdeolivas , decana de la Facultad de Derecho de la UAM, pues permitió que la violencia, pasiva o no, del escrache reventara la programada alocución de Felipe. Además, su explicación fue lamentable: «No podemos plegarnos a que unos pocos limiten los derechos a la información y a la libertad de expresión de muchos». Pues señora, fue justo lo que usted hizo. Y eso que lo tenía fácil: existe un instrumento de gran aceptación y uso en este siglo XXI que denominan smartphone y que dice la leyenda que le permitiría –siempre que no sea un Galaxy Note 7– llamar al 091, metonimia numérica que refiere a la Policía Nacional , para que desalojara a los manifestantes y permitiera la celebración del acto. Sí, lo sé, la acusarian de ser una facha. Pero qué más le da: es usted decana y catedrática de Derecho del Trabajo, le recuerdo.

Dicen que el boicot nace con el cisma entre Iglesias y Errejón al haberse posicionado el primero con Izquierda Anticapitalista buscando volver a tomar las calles con el espíritu indignado del 15M en las venas y el palestino tapando el bello rostro. No lo comparto: el escrache es fruto de la cobardía de quién no lucha por defender los derechos constitucionales de los asistentes frente a las coacciones de un hatajo de ácratas niñatos fascistoides y bocachanclas .