OPINIÓN
Bau.100
En 1994 nació la Fundación Bauhaus, con el fin de recuperar y mantener los edificios de esta escuela en la ciudad de Dessau
Casi veinte años antes del centenario que ahora celebramos viajé con un grupo de colegas a visitar las edificaciones de la escuela Bauhaus de arquitectura, diseño y artesanía, en su sede de la ciudad alemana de Dessau. Esta Academia de Arte que había sentado las ... bases de la modernidad, fue cerrada por el gobierno de Hitler en 1933, catorce años después de su apertura dirigida por Walter Gropius en Weimar, capital de la república alemana tras la Gran Guerra. El acoso de los nacionalsocialistas contra el que consideraban ‘arte degenerado’ provocó la destitución de su segundo director, el suizo Hannes Meyer, acusado de prosoviético, al que sucedió Mies van der Rohe en 1930, un profesional más aséptico y menos comprometido políticamente quien trata de congraciarse con las autoridades nazis, pero no consigue evitar el cierre definitivo. Cuando Hitler invadió Europa la cultura alemana estaba a la cabeza del mundo, sin embargo, ni los profesionales ni los pensadores intervinieron para defender a los perseguidos, salvo heroicas excepciones casi todos dijeron ‘Heil Hitler’ o callaron. «Debemos ser escépticos con los intelectuales que también hoy están en manos de sus amos que, a su vez, están sometidos al Poder Financiero», dice George Steiner al reflexionar sobre la tragedia.
Durante aquel viaje resultaron muy perceptible las diferencias entre ciudades de la ya extinta República Democrática Alemana con relación a las de Alemania Occidental. La sólida sobriedad, a la vez luterana y marxista, de la arquitectura y el urbanismo en Dessau, Magdeburgo, Leipzig o Dresde, contrastaban con el colorido desorden de las grandes urbes producidas por el desarrollismo mercantil. Pese a que la reunificación se había establecido diez años atrás, se podía hablar aún de dos Alemanias muy diferentes. En 1994 nació la Fundación Bauhaus, con el fin de recuperar y mantener los edificios de esta escuela en la ciudad de Dessau donde este estilo, amparado por un gobierno socialdemócrata, alcanza mayor estímulo para desarrollar un diseño industrial, bello y funcional. En nuestro viaje pudimos disfrutar las excelentes restauraciones dirigidas por la arquitecta Monika Markgraf, tanto en la gran pieza docente que Gropius concibió en 1926 como en las viviendas para profesores. El pasado 1 de abril se cumplió este centenario que rinde homenaje a una escuela que, si bien se mantuvo abierta solo catorce años, un siglo después su proyección parece ser infinita.
Entre los muchos temas que el fenómeno Bauhaus suscita, especial atractivo ofrece el de las mujeres que se matricularon atraídas por los principios de igualdad proclamados por el centro educativo más progresista de la época. La Constitución de Weimar de 1919 había reconocido los derechos femeninos al voto y a estudiar en cualquier centro docente. Durante el primer curso de la Bauhaus se matricularon 51 mujeres y 61 hombres, no fue la primera escuela superior mixta de Alemania, pero si la que mejor acogió a las jóvenes con inquietudes artísticas; practicaban deportes, llevaban pelo corto, vestían pantalones, escuchaban jazz y vivieron con libertad su sexualidad. Marianne Brandt estudió metalistería y sus diseños aún se comercializan por Alessi; Lucia Moholy llegó a realizar fascinantes fotos de arquitectura; Gertrud Arndt desistió de la arquitectura para destacar como fotógrafa y diseñadora de alfombras; Anni Albers, alumna de Paul Klee, llegó a ser una gran artista textil, emigrada a Estados Unidos por la persecución nazi expuso en 1949 su obra en el MoMa neoyorquino; Alma Buscher destacó por sus marionetas y juguetes para niños que se siguen fabricando hoy.
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