EL APUNTE
La batalla será larga
El incremento de incautaciones y detenciones es evidente. También lo es la gravedad del fenómeno del narcotráfico
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, se limitó a reflejar la realidad que arrojan los datos cuando aseguró ayer, en el Congreso de los Diputados, que la guerra contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar se ha recrudecido. El nuevo y mayor esfuerzo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado es evidente y notable, es palpable, indiscutible. Esa verdad no cambia la dureza y dificultad de la tarea. Acorta pero no culmina el largo camino que aún queda pendiente. La media es de dos detenciones al día desde que las agresiones a funcionarios o el asalto a un hospital encendieran las alarmas. Se trataba de un pulso al Estado de Derecho, a la democracia, de un intento de imponer la impunidad de los delincuentes ante el temor de la –inmensamente mayoritaria– población decente de la comarca. Las actuaciones de la Guardia Civil y de la Policía contra el narcotráfico en el Campo de Gibraltar son diarias. En poco más de tres meses se le ha dado la vuelta a la tortilla. Los clanes de la droga campaban a sus anchas hasta ahora entre La Línea de la Concepción, Algeciras, Los Barrios y Gibraltar. Era el territorio comanche de las redes del narcotráfico, sin embargo, la imagen del grupo de delincuentes asaltando el hospital de La Línea para liberar a uno de los capos heridos en una operación policial el pasado enero fue la gota que colmó el vaso de la paciencia. Junto a esa foto se amontonan también en la memoria el apedreamiento a vehículos de la Guardia Civil cada vez que una patrulla de agentes trata de abortar un desembarco de droga en la Bahía de Algeciras o los coches de la Benemérita y la Policía dañados tras ser embestidos por los delincuentes. Uno de esos episodios costó la vida a un policía local hace años en una tragedia que nunca debería olvidarse. El Ministerio de Interior ha empezado a poner los medios para frenar la actividad de los narcos pero siempre serán insuficientes.
Como Francisco Mena detalló ayer, ante la Comisión de Interior, la crisis económica ha provocado la incorporación de cientos de personas al fenómeno y su recrudecimiento. Asegura que se ha «cruzado el punto de no retorno» que acerca a demasiados jóvenes, y no tanto, a un fenómeno rentable. El Ministerio de Interior está obligado, pese a los progresos, a atender esta realidad, a escuchar a Mena y a los ciudadanos, a sostener y reforzar esta nueva situación de aumento de los efectivos.