Una batalla desde las aulas

Llevar la prevención de la violencia de género a las escuelas es una obligación a la luz de los datos

Que un total de 260 centros educativos de la provincia hayan preparado distintos proyectos para prevenir en sus aulas la violencia de género, a instancias de la Junta de Andalucía, puede parecer exagerado a los más desinformados. La iniciativa se enmarca en el II Plan ... Estratégico de Igualdad de Género en Educación que ha marcado como una de sus prioridades en la prevención desde la adolescencia, en la necesaria divulgación de la igualdad en el ámbito educativo. Los que crean que no hay justificación pueden buscar los datos que llegan desde la Subdelegación del Gobierno, al margen de su color político, un año tras otro. Caben pocas dudas e interpretaciones. Con esto no se juega.

Hablan de esa lacra nacional, universal, de la violencia de género, del machismo asesino y humillante que sigue cobrándose víctimas de una forma aterradora. Los datos confirman que el adjetivo no es nada exagerado. En la provincia, casi 2.500 mujeres han denunciado, como media, en cada uno de los últimos tres años. A ese número, alarmante, hay que sumar el de los casos que no se denuncian por miedo. Son difíciles de fijar y mejor evitar la especulación de cuantificar el miedo por aproximación. Las mujeres, oficialmente, consideradas víctimas de violencia machista en ese periodo en Cádiz tienen un retrato-robot. El grupo de afectadas más numeroso tiene entre 35 y 41 años. Es la edad crítica. Pero lo más preocupante es que en las generaciones más jóvenes existe una dolorosa proliferación. Es un fracaso de toda la sociedad (padres, docentes, administraciones, medios, empresas...) que haya incluso decenas de niñas protegidas (hasta el medio centenar ha llegado este horrendo dato). Son mujeres, aún entre los 14 y 17 años, amenazadas, agredidas, custodiadas. Algo estamos haciendo muy mal todos para que nuestros pueblos y ciudades, nuestras casas, sean todavía fábricas de machos agresivos, incapaces de mantener relaciones basadas en la lógica, el respeto y la igualdad, incapaces de aceptar un ‘no’, una ruptura o la convivencia, fieras celosas y agresivas.

De ahí que sea esencial esta labor en centros escolares, para prevenir estas conductas, para que féminas y varones aprendan a detectar cuanto antes las conductas miserables que acaban en tragedia.

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