OPINIÓN
El avance inaplazable
El movimiento de igualdad es imparable por transversal, en lo político y lo generacional
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Los expertos, los tertulianos, los politólogos, sociólogos y filósofos coinciden en afirmar que hay vida después de las manifestaciones. De las masivas y de las testimoniales. Sobre todo si representan a la mitad de la población que no está dispuesta a tener ni un gramo ... menos de derechos civiles, laborales y sociales. Se trata de las mujeres, que han provocado en España un movimiento de alcance mundial por segundo marzo consecutivo. Aseguran que la capacidad de movilización y organización del colectivo ha supuesto una «grandísima» aportación y un toque de atención a los políticos pero lo más importante es que también produce un profundo impacto en los hombres, en la sociedad, en la otra mitad de ese mundo que siempre ha encontrado la forma de marginarlas. En cualquier caso, es fácil reconocer que las protestas, las huelgas, deben ser un principio. Si son un final, una expresión efímera, debemos concluir que no han tenido efecto directo en una evolución imprescindible. Puede que, también, infinita. Los expertos creen que el desafío será convertir ese malestar social en medidas eficaces y transformar la vida cotidiana, hacer del movimiento un actor social de aparición diaria.
El filósofo Daniel Innerarity comparte la contribución de haber trasladado la justa indignación social frente a la injusticia a la agenda política, más si cabe porque «venimos de unas democracias contemporáneas que parecían aletargadas». «Parece evidente que existe un profundo hastío con la política que no se resuelve con mero maquillaje o un cambio de Gobierno», advierte. Tampoco con una jornada de manifestaciones por muy masivas que fueran las de ayer.
Para el politólogo Ignacio Urquizu se han encendido «demasiadas luces rojas» y hay razones para que los partidos estén preocupados. Porque se trata de un movimiento transversal, en lo político y en lo generacional, que no va a olvidarse de aquí a las citas electorales de abril y mayo. De hecho, no debería olvidarse en ningún momento. El diálogo entre el movimiento, con toda su pluralidad, y los viejos agentes políticos debe encontrar un terreno de encuentro que les acerque. «Es un asunto inaplazable», concreta Innerarity, que defiende que la solución a las demandas es política y social. En ambos casos, permanente, inaplazable, ineludible.