Chapu Apaolaza - Artículo

Artur Mas

«Yo soy el dueño de mi destino», parafrasea a Mandela, erigiéndose en el padre de la patria catalana

Chapu Apaolaza

Artur Mas se ha montado la película. Cuenta el president que fue conocer la dulce sentencia que lo condena a dos años de inhabilitación por convocar el referéndum del 9N, y ponerse ‘Invictus’ en la tele. Cuenta la victoria de los Springboks en el campeonato del mundo de rugby de 1995 frente a Nueva Zelanda. En los micrófonos de las radios, Mas –que le da fuerte al meme- soltó uno de esos versos incontestables «Yo soy el amo de mi destino. Soy el capitán de mi alma». Son los que recitaba Mandela en la cárcel de la isla Robben, coronada perpetuamente por una ruidosa mancha blanca de gaviotas. Cuando al caer la noche, la niebla espesa y fría de los cuarenta rugientes se acostaba sobre la costa de El Cabo, Mandela recordaba estos versos que escribió el poeta inglés William Ernst Henley en el poema ‘Invictus’ que da título a la película. “Más allá de la noche que me cubre, negra como el abismo insondable, en las azarosas garras de las circunstancias nunca he llorado”. Esto no podría decir Oriol Junqueras. En la cinta, Mandela le daba al capitán de la selección nacional de rugby un papel con estos versos que pueden ser bendición o arma peligrosa según las manos en las que caigan, como la energía atómica. Hay versos que debieran ser guardados de determinadas personas, sobre todos en los que se sienten inspirados para cualquier cosa. Dice mi adorado Jorge Medina que no hay nada más peligroso que un tonto motivado.

Ahí va Artur más creyéndose Madiba blanco, erigido en padre de la patria catalana. Henley, al que le faltaba una pierna como al pirata de ‘La isla del Tesoro’ fue amigo de Robert Louis Stevenson y cuentan que le ayudó a parir el personaje de Long John Silver. Es una pena que no citaran a Henley en otras películas. Mas cree que vive en ‘Invictus’ pero yo lo veo en la que quieran de la saga de ‘Despedida de soltero’. Vive una noche política de streapers y ligérsico descubrimiento de nuevas drogas. En ese subidón ha creído que no le pueden procesar por «poner unas urnas en la calle» y desafía al estado de derecho en plena rave sentimental. A la gente, cuando va pedo, le puede parecer bien cualquier cosa. Considera Mas que nadie debería impedir un referéndum que ha decidido el Parlamento Catalán aunque contradiga la ley española. La Ley no es otra cosa que una herramienta que se dan los propios ciudadanos para evitar sus propios excesos. A Mas no lo contradice el gobierno de Rajoy, sino que lo contradice la gente, el propio pueblo y ahora podemos discutir sobre quién está en contra de la democracia. Podría recordar Mas que no se permiten consultas sobre autodeterminación por mucho que los decida una comunidad autónoma y que los parlamentos no pueden decidir medidas ilegales, por la misma razón que el Parlamento Andaluz no podría convocar una consulta sobre si se debe dejar entrar a los catalanes en la Feria de Abril –que por cierto inventaron un vasco y un catalán- por mucho que lo consideraran la mayor parte de los andaluces.

Es curiosa la imagen que a veces tenemos de nosotros mismos, pues en la película, Mandela utilizaba el rugby, que era un deporte de blancos, para unir al país después del apartheid y en cambio a Mas le sirve para separar. Cada uno cuenta la feria según le va en ella

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