El Apunte

Aparquen las diferencias

Cádiz tiene un problema de suelo y no se puede desperdiciar un solo metro cuadrado

A excepción del mal endémico del desempleo, consecuencia de erráticas políticas de trabajo en ocasiones malintencionadas, el principal quebradero de cabeza del gaditano medio es la falta de suelo. Para vivir y para aparcar. Cádiz es muy pequeñita y muy atractiva. Compila a ... sus vecinos, a los que se desplazan diariamente para trabajar en la capital, a los estudiantes que se forman en la Universidad y a visitantes y turistas que gustan de pasear por una de las ciudades más bellas de España. No hay sitio para todos.

El perjuicio, especialmente para aquellos que vienen de fuera, se agrava con la construcción del carril-bici, que ha eliminado numerosas plazas de aparcamiento sobre todo en la zona del paseo marítimo, Bahía Blanca, el Campo del Sur y en general en todo el casco histórico. Por mucho que torturen los números y se los lancen Gobierno y oposición, la sensación es que encontrar una plaza gratuita es prácticamente un milagro. Y hasta pagando casi un imposible en días señalados.

Por ello no se puede desperdiciar un solo metro cuadrado, menos si esa superficie inútil es de titularidad pública. Las tres administraciones, Estado, Junta de Andalucía y Ayuntamiento, mantienen huecos vacíos por desidia o poca capacidad. Desde el Gobierno local piden, solicitan, demandan, exigen una vez más lo que ellos no hacen: que los terrenos de la Ciudad de la Justicia o los del futuro Hospital son magníficos para habilitarlos para vehículos, pero también los del antiguo Pabellón Portillo y los del albergue de Puntales. No hay que buscar siempre fuera lo que se tiene en casa.

En esta ciudad sin espacios se localizan hasta ocho solares públicos que podrían albergar 3.500 vehículos. Un alivio para esos conductores desesperados y que necesitan su coche para vivir (no es un capricho de ‘burgués capitalista’) y hasta un plus económico para afrontar otros proyectos que beneficien al bien común. Sin perjuicio para nadie.

Existen problemas y se encuentran soluciones. Se puede seguir ‘guerreando’ y buscando excusas, o trabajar para alcanzar un bien común. Sea cosa de uno, dos o tres, aparquen sus diferencias y pongan en valor aunque sea un pedazo de tierra, un solar. Que eso en Cádiz, por desgracia, es un vergel de tierra y asfalto.

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