Antonio Papell

Felipe VI, afinar la monarquía

Si alguno tuviera la peregrina idea de insinuar que mejor nos hubieran ido las cosas con una república que con la actual monarquía, habría que reírse en sus barbas de tamaña majadería

Antonio Papell

Al hilo del pésimo ejemplo que están dando la clase política en general y el PP en particular al oponer dificultades a la renovación de los órganos institucionales, se me ha ocurrido la infeliz idea de imaginar que, en otras circunstancias, podríamos estar ahora forcejeando ... para renovar al presidente de la República, tras haber concluido hace ya varios años su mandato quinquenal, y sin posibilidad alguna de reunir el consenso de los tres quintos de la cámara baja para renovarlo. Imaginemos que la jefatura del Estado hubiese recaído en Felipe González, o en José María Aznar, y que los diputados de la cuerda del uno o del otro no quisiesen prescindir de la visibilidad que proporciona a su opción ideológica el primer cargo del Estado y bloqueasen la renovación. La ineptitud de los más, la falta de generosidad de la mayoría, la incapacidad general para convivir con el adversario hubiera puesto a este país en ridículo. Aunque la maquinaria del Estado hubiese seguido funcionando con rutinaria normalidad. Después de todo, el jefe del Estado en los sistemas parlamentarios no presidencialistas no ostenta poderes reales, salvo los de índole moral que sea capaz de reunir.

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