Antonio Fernández Repeto
¿Tendrán que volver Los Dedócratas?
No sé quien ha asesorado a nuestros ediles vaticinando una nueva ola pandémica si el Carnaval se celebra en febrero
Desde el pasado miércoles hemos estrenado estación. Comenzó el otoño y nos iremos despidiendo de los calores del verano. Aquí en Cádiz estos cambios estacionales tardan un poco en hacerse notar pero ya alguna que otra tarde vamos a tener que armarnos de una rebequita « ... por si acaso». Vivaldi dedicó una de sus mejores composiciones a las cuatro estaciones y sin duda las referidas al otoño y a la primavera merecen una especial atención por su belleza musical. Los colores ocres irán tiñendo poco a poco las hojas de los árboles caducos y su caída al suelo dejará medio calva la ciudad. A tenor de esto, recuerdo la impresión que me causo, hace algunos años, la campiña canadiense cuando nos disponíamos a aterrizar en Montreal. Desde el aire, en un principio, parecía que todo había sido asolado por un incendio. Las mezclas de colores en los árboles: rojos, pardos, marrones, amarillos y verdes, producían un efecto visual que aún hoy permanece indeleble en mi memoria. Fue un espectáculo inenarrable.
Con el comienzo de este otoño parece que afortunadamente y con mucha precaución, vamos a ir entrando por fin en esta «nueva normalidad» tan anunciada por nuestras autoridades. Hace unos días pudimos ver las imágenes de multitud de cofrades acompañando por las calles de Arcos de la Frontera a la Virgen Dolorosa. Hace pocos días también se ha levantado el veto a las salidas procesionales, han aumentado los aforos de los estadios, se han liberado las restricciones al ocio nocturno y se ha consensuado también el cien por cien de ocupación en los teatros y espectáculos en general. Con las vacunaciones próximas al 85% y rondando la inmunidad de grupo, las autoridades sanitarias están proclamando la «casi» resolución de la pandemia. El SarsCov-2 no va a desaparecer de nuestras vidas y la amenaza de que en cualquier momento podamos sufrir la Covid19 tampoco. Lo que ocurre es que gracias a las vacunas, los efectos y el padecimiento de esta afección, se supone que sería más leve que hace unos meses, aunque puedan también aparecer infecciones graves e incluso fallecimientos. O sea, para entendernos, lo mismo que ocurre cada año con la gripe común.
A tenor de estos comentarios y en vista a estas previsiones, todas las autoridades están estudiando la posibilidad de retomar las actividades lúdicas con una cierta normalidad. No entiendo por tanto la premura adoptada con el cambio de fechas para la celebración del carnaval en Cádiz. Se han esgrimido unos supuestos sanitarios que están muy lejos de las predicciones científicas. No se quien ha asesorado a nuestros ediles vaticinando una nueva ola pandémica si se celebra en febrero. Ha faltado imaginación para desligar el concurso de agrupaciones del Gran Teatro Falla (el COAC) de las celebraciones al aire libre (el carnaval callejero). Para no complicarse la vida han cortado por lo sano proponiendo unas fechas que no tienen nada que ver con el carnaval y que interfieren además con otras celebraciones igual de importantes para los gaditanos. El carnaval tiene fechas fijas adaptadas a la liturgia eclesiástica. Celebrarlos en mayo, junio o julio sería otra cosa pero no carnaval. Igual van a tener que volver a salir Los Dedócratas.