¿Ya sin mascarillas?

Las mascarillas nos defendieron en las primeras oleadas cuando aún no disponíamos de las vacunas. Luego, cuando hemos ido recibiendo las diferentes dosis vacunales han ayudado a mantenernos indemnes evitando muchos contagios

Antonio Fernández-Repeto

Cuando tenga en su poder estas líneas llevaremos ya casi 24 horas liberados de la obligación del uso de la mascarilla para andar por las calles. Yo no sé qué pensará usted al respecto pero yo, vistos los beneficios que nos han comportado y la ... situación todavía incierta de la pandemia, no quiero lanzar las campanas al vuelo. Es cierto, y está demostrado científicamente, que su uso en exteriores tiene un beneficio limitado, es decir que ya de por si al estar en un espacio abierto y al aire libre es mucho más difícil, aunque no imposible, que nos contagie el maldito coronavirus ese. Pero también es cierto que si relajamos las costumbres cuando aún la pandemia sigue campando entre nosotros, podemos favorecer un aumento en la transmisión de esas nuevas variantes del virus que están apareciendo y que se contagian con mucha mayor facilidad.

Las mascarillas nos defendieron en las primeras oleadas cuando aún no disponíamos de las vacunas. Luego, cuando hemos ido recibiendo las diferentes dosis vacunales han ayudado a mantenernos indemnes evitando muchos contagios. También nos han protegido, durante dos inviernos ya, de padecer resfriados, bronquitis y han minimizado la aparición de la gripe estacional. También es cierto que su uso es incomodo en muchas circunstancias pero soy de la opinión que sus beneficios son mayores que los inconvenientes que produce.

Desde ayer insisto, llevarlas por la calle no es obligatorio si guardamos la distancia de seguridad pero… Según los expertos, sigue siendo recomendable. Es decir, que hay que tener cuidado y no debemos relajarnos en demasía porque, una cosa lleva a la otra y poco a poco podemos caer en la trampa y desprotegernos totalmente.

Debemos desconfiar de los argumentos que han dado nuestros políticos para tomar esta medida ya que si analizamos su comportamiento a lo largo de estos dos años de pandemia solo les ha movido sus intereses partidistas con el fin de manejarnos. Primero con los sistemas de protección, luego con las campañas de vacunación y ahora con esta última ola. El martes pasado se ratificaba su uso obligatorio en un Real Decreto camuflado con otras medidas que no tenían nada que ver con ellas y a los cuatro días se anuncia a bombo y platillo que en tres días dejaban de ser necesarias ¿no es sospechoso?

Debemos ser sensatos, tenerlas muy a mano y seguir usándolas porque, cuando menos lo esperemos, el ómicron o su primo hermano nos pueden sorprender aún. A partir de ahora y no solo para combatir esta pandemia, debemos comportarnos como vemos desde hace tiempo que hacen nuestros visitantes orientales. Cuando tengamos sospecha o padezcamos algún cuadro viral no nos deben doler prendas y colocarnos una mascarilla para no contagiarnos ni contagiar a los que tengamos a nuestro lado.

Las mascarillas, la higiene, las distancias de seguridad y las vacunas nos han demostrado su eficacia para combatir una pandemia que se ha llevado a muchos millones de personas por delante en todo el mundo, no lo olvidemos. Estoy convencido y ojala me equivoque de que desgraciadamente van a surgir nuevos virus y nuevas pandemias por lo que debemos estar preparados. Lo que hemos aprendido de esta nos debe servir de experiencia para el futuro.

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