Antonio Fernández Repeto
De sabios es rectificar
Los subterráneos no han podido absorber la demanda y desde primeras horas de la mañana, en todos ellos se ha producido un caos circulatorio importante
Estamos llegando a los últimos días de un agosto como hace tiempo no vivíamos. A consecuencia del infausto año de encierro por la pandemia que, a pesar de lo que creen muchos, no ha desaparecido, se ha producido un efecto rebote y las visitas turísticas ... a nuestra ciudad se ha incrementado casi en un 200%.
El levantamiento del estado de alarma ha sido el toque de a rebato y una diáspora viajera nos ha invadido como un tsunami incontenible. Durante todo el mes ha sido incesante el trasiego de trolleys sonando por nuestras calles adoquinadas, las pandillas familiares que, móvil en ristre, han recorrido nuestras calles siempre mirando para arriba como los antiguos buscapisos o los grupos de embobaos que han estado transitando día a día por el casco antiguo siguiendo a sus guías con el paraguas de colorines plegado.
No hemos podido encontrar un hueco libre en ninguna terraza. Desde primeras horas de la mañana, los desayunos con churros en los alrededores de la plaza estaban abarrotados. A medio día, a pesar de ser horario de playa, ha sido difícil encontrar alguna mesa para tomar un aperitivo o almorzar y ya entrada la noche, estas agradables noches veraniegas gaditanas, ha sido prácticamente imposible localizar un lugar donde cenar si no habías tenido la previsión de reservar, cosa hasta ahora inusual en Cádiz.
La gran afluencia de turismo, fundamentalmente nacional, ha llenado los hoteles y han puesto en evidencia la cantidad de alojamientos turísticos que hay dispersos por toda la ciudad. Muchas economías, bajo mínimos en este último año, han tenido un mes de respiro y han recuperado algo de lo mucho perdido, me alegro por ellos.
Como contrapunto a todo esto, se han puesto de manifiesto muchas de las deficiencias que actualmente presenta nuestra ciudad. La limpieza de nuestras calles sigue bajo mínimos y encontramos todos los días suciedades que no se tratan convenientemente. Se baldean las calles a manguerazos antes de que se recojan las basuras, una guarrada. Nos encontramos en muchos jardines y plazas auténticos campamentos urbanos a los que no se pone remedio dando imagen de abandono social prolongado.
Por último, y no por ello menos importante, se ha agravado notablemente el problema del aparcamiento. La supresión generalizada de plazas libres de gasto y la creación de las zonas azules, verdes y naranjas que, como podemos ver todos los días, casi siempre están vacías, hacen al visitante prácticamente imposible aparcar en el centro. Los subterráneos no han podido absorber la demanda y desde primeras horas de la mañana, en todos ellos se ha producido un caos circulatorio importante. Hay situaciones en las que muchos visitantes han tenido que abandonar la ciudad al no encontrar donde estacionar su vehículo.
A las vista de estos resultados, nuestras ‘mentes pensantes’, deberían tener un mínimo de humildad, ser menos sectarios y poner remedio a decisiones que no han dado el resultado adecuado. De sabios es rectificar porque están haciendo la vida imposible a muchos gaditanos y a nuestros visitantes, cuando su misión debe ser totalmente la contraria. Esperemos que recapaciten, están a tiempo.
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