Antonio Fernández - Repeto
Nuevas esperanzas
Si los estudios se confirman, tendríamos ya medicamentos que actuarían directamente contra la infección y podríamos por fin vislumbrar una luz al final del túnel
Creíamos, tontos de nosotros, que nuestra querida Tacita de Plata era como aquella aldea gala donde vivía el simpar Astérix con su ínclito Obélix y que, gracias a la pócima que nos habría fabricado nuestro druida de turno, éramos inmunes al coronavirus. Nada más lejos ... de la realidad, no supimos entonces, no sabemos ahora, ni sabremos jamás, cómo nos pudimos mantener a salvo en las dos primeras oleadas. En esta tercera estamos experimentando en nuestras propias carnes la crudeza de esta pandemia. Cada día nos sorprenden con la noticia de nuevos contagios entre nuestros allegados.
Llegaron las ansiadas vacunas pero en lugar de haberse previsto un plan para inmunizar a la población en el menor tiempo posible, se descubre que lo que se ha planeado es como saltarse impunemente los protocolos. Cada día aumenta más la relación de listos (y listas) que se han aprovechado de su posición para recibir antes la vacuna. No se puede señalar a nadie porque, por lo que estamos comprobando, los hay de todos los colores del espectro político. Hasta el obispo de Palma se ha buscado la vida para saltarse la cola, increíble, pero cierto.
Ahora, y para colmo de males, los laboratorios que a contrarreloj han conseguido las vacunas en un tiempo récord patrocinados por los fondos europeos, desvían las dosis a otros países que les han ofrecido más dinero por ellas y están desabasteciendo el mercado.
En estos días se han abierto nuevas puertas para luchar contra la pandemia. Al principio, y a falta de vacunas, se intentaron tratamientos con retrovirales y otras sustancias para combatir la enfermedad, ninguno consiguió totalmente su objetivo. Este mes de enero se han publicado estudios que pueden ser esperanzadores. Al menos tres medicamentos (plitidepsna, colchicina e invermectina) en cuyo desarrollo participan equipos españoles están dando buenos resultados. Uno de ellos el Aplidin (plitidepsna) , un medicamento antitumoral, esta consiguiendo la reducción drástica de la replicación del coronavirus reduciendo la carga viral en un 99% en ensayos realizados en roedores con células similares a humanas. Actúa bloqueando una proteína humana que es la que usa el virus para reproducirse impidiendo así que el virus se multiplique. Además al no actuar directamente sobre el virus éste no podría crear resistencias.
Todos teníamos puestas nuestras esperanzas en las vacunas pero si estos estudios se confirman en humanos, tendríamos ya medicamentos que actuarían directamente contra la infección y podríamos por fin vislumbrar una luz al final del túnel.
Los últimos números de afectados y fallecidos en nuestro entorno dan miedo. Nuestros hospitales pueden estar al borde del colapso y sus sanitarios están desbordados. Tenemos que seguir todos sin desfallecer en esta cruzada aunque todavía sigan existiendo indocumentados que nos ponen en peligro celebrando reuniones, fiestas y botellones incontrolados.
Poco a poco se va avanzando en esta lucha gracias a nuestros investigadores, y seguro que en un futuro no muy lejano, podremos volver a la tan ansiada normalidad. Al menos ahora tenemos nuevas esperanzas.