Antonio Fernández-Repeto
Nuestra bandera
No creo que a nadie se le ocurra de tachar a los que portan eses enseñas nacionales en las pistas de todo el mundo donde compiten nuestros tenistas, como ultraderechistas, fascistas o seguidores de Vox
Yo no sé ustedes pero la pasada semana he disfrutado de lo lindo viendo las retransmisiones del Master 1000 de Indian Wells. Hemos tenido allí varios representantes de nuestra nación. Todos han hecho un buen papel sobre las magnificas y espectaculares pistas californianas. Conviene sin ... duda destacar que ante la innegable valía, ya suficientemente demostrada por el grandioso Rafael Nadal, están surgiendo nuevos valores como el murciano Carlos Alcaraz que a sus 18 años se augura como un gran campeón en ciernes y la sinmpar Paula Badosa que tras ganar el Roland Garros juvenil y este mismo Master el pasado año esta ascendiendo en el ranking femenino de forma vertiginosa.
A pesar de la diferencia horaria (ocho horas menos), hemos podido seguir la competición en vivo y en directo gracias a las maravillas de la tecnología televisiva. Pero, si la competición deportiva nos ha subyugado a los que hemos podido disfrutarla, lo que más me ha llamado la atención es la gran profusión de banderas de nuestro país que ondean partido tras partido los seguidores de nuestros tenistas.
A la vista de esto, no creo que a nadie se le ocurra de tachar a los que portan eses enseñas nacionales en las pistas de todo el mundo donde compiten nuestros tenistas, como ultraderechistas, fascistas o seguidores de Vox. Pienso que nuestros políticos, todos nuestros políticos de izquierda, centro y derecha deben ya de hacer propósito de cumplir con nuestra Carta Magna.
La constitución aprobada por las Cortes Generales del Estado el 31 de octubre de 1987 y ratificada por el 91,81% de los 15.706.078 votantes en el referéndum nacional el 6 de Diciembre del mismo año en su articulo 4 apartado 1 dice así: «La bandera de España esta formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas». No entiendo y me apena comprobarlo día a día, como nuestra insignia nacional, tan enarbolada por cualquier extranjero que defiende a nuestros deportistas tiene tan mala prensa en nuestro país. Nuestra bandera no puede ni debe ser utilizada con fines partidistas. No tiene porque ser objeto de mofa ni injurias por parte de ningún español que se precie. Desde aquí reivindico que nuestra bandera (mientras la Constitución no diga lo contrario) sea utilizada y defendida por todos sea cual sea nuestra ideología política. Quizás me esté metiendo en un ‘fregao’ pero no me importa, así lo siento y así lo expreso aunque respeto todas las opiniones.
En estos días, en los que la nación ucraniana viene sufriendo el escarnio de la invasión rusa por el nuevo dictador del Siglo XXI, su bandera azul y amarilla une a todos los que están siendo masacrados por una ideología arcaica y prepotente.
En muchos de los territorios ocupados por Putin, esa bandera anudada al cuello de los ucranianos resistentes a la invasión bélica, es la única arma que esgrimen ante los tanques rusos y están consiguiendo que retrocedan.
Aprendamos de ellos, no nos avergoncemos. Nuestra bandera debe unirnos no separarnos y ningún partido puede ni debe monopolizar su uso. Aprendamos de la mayoría de los países civilizados la bandera es de todos y para todos.