Antonio Fernández-Repeto
No es el momento
Tiempo habrá para que, entre todos los españoles también, decidamos el futuro de nuestra democracia
Hace pocos días nos sorprendía la noticia de la marcha de Don Juan Carlos I. Sin duda, las presiones a las que se ha visto sometido en estos últimos meses, han forzado la decisión de abandonar España. Los que hemos sufrido directamente las consecuencias de ... un régimen dictatorial durante gran parte de nuestra juventud, no podemos por menos que estar expectantes y preocupados por lo que puede estar fraguándose.
Pertenezco a una generación, la de la segunda mitad del Siglo XX, que sin comerlo ni beberlo, a lo largo de nuestra vida, estamos siendo testigos de unas vivencias que no podíamos imaginar.
Durante nuestra infancia y juventud, y sin que fuéramos muy conscientes de ello, padecimos las limitaciones de libertad que nos imponían. Recuerdo que, como ya había pasado la época más dura del franquismo, no tuvimos que entonar en clase el célebre ‘Cara al sol’ que sí cantaron generaciones anteriores. En contrapunto tuvimos que asistir a las clases de Formación del Espíritu Nacional o soportar los sermones mesiánicos con los que los curas convertían en «pecado mortal» todo lo que se les ocurría. El miedo a la represión policial lo teníamos metido en el cuerpo y lógicamente en cualquier momento podíamos ser requeridos por la autoridad competente, como se decía entonces.
La muerte del dictador y la llegada a la jefatura del Estado de su sucesor, el entonces príncipe Juan Carlos, nos abrió una luz de esperanza. Cuando ya habíamos alcanzado casi la treintena y gracias a las maniobras políticas del ya rey Don Juan Carlos I con la connivencia del presidente de las Cortes Don Torcuato Fernández Miranda, del presidente de Gobierno Don Adolfo Suárez (hábilmente nombrados por él) y la mediación para muchos desconocida de Carmen Díaz de Rivera se legalizo al Partido Comunista. Se promulgó después una nueva Constitución, que fue consensuada mediante referéndum por todos los españoles. Como consecuencia de este complicado proceso, se instauró la democracia. Don Juan Carlos podía haber sido continuista y haber mantenido el estado dictatorial, pero supo, solapadamente, reconducir el sistema y así hemos podido disfrutar de estos cuarenta años de bonanza política. Eso sin duda, los que lo hemos vivido, tendremos que agradecérselo siempre.
También, fue el artífice del bloqueo del golpe de estado del 23-F donde un grupo de militares insurrectos le quiso conminar a perpetrar un nuevo golpe militar. Fue otra noche de incertidumbre para todos y su imagen por TV a altas horas de la madrugada ordenando el cese de la movilización salvó de nuevo nuestra naciente democracia.
Creo que no se pueden olvidar todos estos hechos ni demonizar su figura cuando, aunque su comportamiento últimamente no parece que haya sido tan ejemplar, aún no le ha sido imputado ningún delito. Ha sido un referente de nuestra democracia y la Constitución de 1978, votada por todos, avalan a la monarquía parlamentaria el papel de presidencia del Estado como mediadora entre los partidos políticos.
Tiempo habrá para que, entre todos los españoles también, decidamos el futuro de nuestra democracia. Ahora, a empujones, no es el momento.