Antonio Fernández-Repeto
Mutaciones
Ha comenzado a aliviarse, en cierta medida, la carencia de parroquianos que han padecido nuestros hosteleros durante este tiempo de pandemia
Comenzó el mes de las flores y estamos viviendo una semana llena de acontecimientos. Ante la mejoría sanitaria, todavía insuficiente por supuesto, nuestras autoridades han levantado parcialmente las restricciones de movilidad.
De momento podemos desplazarnos a otras provincias y, cómo no, pueden visitarnos tambien andaluces ... de otras latitudes. Daba gusto pasear estos días por nuestras calles o plazas y ver las terrazas repletas de gente. Ha comenzado a aliviarse, en cierta medida, la carencia de parroquianos que han padecido nuestros hosteleros durante este tiempo de pandemia. Pero no hay que bajar la guardia, creámoslo o no, el virus sigue haciendo de las suyas y está al acecho para, ante cualquier descuido, dar al traste con todos nuestros esfuerzos.
También en esta semana el ritmo de vacunaciones esta generalizándose. Estamos viendo, cada vez que pasamos por delante del Palacio de Congreso, las colas de gaditanos para recibir sus correspondientes dosis. Cada vez son mas los que van consiguiendo ser vacunados y el principal tema de conversación, cuando coincidimos con familiares o amigos, es intercambiar la buena nueva: «Ya me han puesto la primera dosis», «la segunda para el mes que viene». Poco a poco, pero sin pausa y cada vez a mejor ritmo, el porcentaje de inmunizados va a ir aumentando para librarnos de una vez de esta maldita pandemia que ya nos tiene más que hartos. A pesar de las vacunaciones y como les he comentado anteriormente, no podemos confiarnos. Uno de los mecanismos de defensa del virus para proseguir con su supervivencia es, cuando replica su material genético dentro de la célula infectada, alterar su secuencia de proteínas convirtiéndose en un nuevo espécimen, lo que se conoce como una mutación del virus.
Estos nuevos organismos mutados, a veces son inofensivos e incluso pierden su capacidad para atacarnos pero por el contrario, en otras ocasiones, se hacen mucho más agresivos y, lo que es peor, resistentes a nuestras vacunas.
Un claro ejemplo de esto lo tenemos con los virus de la gripe que nos infectan cada año y ahora lo estamos oyendo de las nuevas cepas (india, brasileña, sudafricana, mejicana o nigeriana) de nuestro ínclito visitante, el Sars-Cov2. Por todo esto debemos conseguir la inmunidad comunitaria lo antes posible y evitar que la pandemia continúe alargándose en el tiempo.
Por ultimo, y para que no faltara nada, hemos asistido también al desenlace de las elecciones en la comunidad de Madrid. Aunque no nos afectaban directamente nos han tenido en vilo. La masiva afluencia de participación en las urnas el pasado día 4 ha supuesto un auténtico triunfo de nuestro sistema democrático.
La ciudadanía, vacunada ya y harta de tanta crispación, ha puesto a cada uno en su sitio. Hemos vivido, al minuto, una campaña electoral que ninguno querríamos haber presenciado. Insultos, descalificaciones, broncas, apedreamiento y agresiones han sido la tónica general. Esperemos que a partir de ahora las aguas vuelvan a su cauce y que esto también haya servido de vacuna para conseguir combatir la mutación de algún que otro dirigente.