OPINIÓN
Todos los nombres
El cambio del nombre de una calle no se produce en el momento en el que se rotula su esquina
«Don José es un simple funcionario del Registro Civil. En secreto tiene una afición oculta. Nadie la conoce. En sus ratos libres se dedica a coleccionar noticias sobre personas famosas a las que localiza en sus ficheros. Desde un político a una actriz, desde ... un presunto asesino hasta un obispo, todos son posibles candidatos de ese registro apócrifo. Un día se le traspapela la ficha de una mujer anónima, desde entonces se obsesiona con su búsqueda». Esta es la trama de la novela del Nobel portugués de literatura José Saramago del título homónimo de este artículo.
El significado de nuestro nombre, según algunos, puede indicar ciertos rasgos de personalidad , determinar nuestra forma de ser, e incluso establecer ciertos valores que nos marcaran desde la infancia hasta nuestros últimos días. Igualmente, puede imprimir carácter el lugar donde vivimos. No es lo mismo vivir en un callejón que hacerlo en una plaza, no es igual recalar en un paseo a orillas del mar que hacerlo en una calle sin salida y orientada al sombrío norte.
Dicen que Cádiz es una de las ciudades andaluzas donde más han cambiado los nombres de sus calles, sobre todo en el casco antiguo . Adolfo de Castro y Rossi (1823-1898), siendo alcalde de Cádiz propuso un importante cambio en el callejero de nuestra ciudad. En su obra ‘Nombres antiguos de las calles y plazas de Cádiz’ relataba nombres que desprestigiaban a la ciudad, todavía imbuida de cierto esplendor de ultramar. Nombres como Cabrón, Rata, Sarna, Sucia, Culebra, Boquete, Ataúd, Husillo, Negros, fueron eliminados de nuestro nomenclátor.
En la actualidad, al amparo de la Ley de Memoria Histórica , próxima Ley de Memoria Democrática, estamos asistiendo a un debate por el cambio de los nombres de nuestro viario, y de edificios y construcciones emblemáticas. En el Nomenclator de nuestro Ayuntamiento se pueden consultar los nombres de las más de 750 denominaciones vigentes. Cerca de la mitad de carácter religioso. Militares, políticos, profesionales, personajes populares, músicos, pintores, poetas, escritores, naturaleza, certifican en las esquinas sus dedicatorias viarias. Cabe destacar que apenas cuarenta mujeres, alrededor del 5%, tienen el privilegio de formar parte de nuestro callejero, con Ana de Viya y Rosario Cepeda a la cabeza.
Los cambios en las costumbres requieren de un proceso lento y arduo . Deben ser considerados necesarios, nunca impuestos, y siempre deben aportar algo que la ciudadanía considere de utilidad en su devenir diario. El cambio del nombre de una calle no se produce en el momento en el que se rotula su esquina. Necesita todo un transcurrir y la aceptación de la población. El cambio del nombre de algunas calles, y sobretodo el de nuestro Estadio, han generado un debate, tal vez provocado e innecesario. Hasta una especie de consulta participativa para un tema tan baladí como superfluo, según algunos con «la que está cayendo».
Aún no se han enterado que en Cádiz somos de genéricos, antes de que el Servicio Andaluz de Salud lo estableciera en sus prescripciones farmacéuticas. Aquí las cosas se llaman por su nombre , la Avenida, el Muelle, la Plaza de Toros y el Estadio. Nada de apellidos que puedan herir susceptibilidades pusilánimes.
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