Nochebuena

En la cocina comunitaria de la primera planta grandes ollas estaban preparadas para el albergar los avíos de un majestuoso puchero para más de treinta vecinos

Antonio Ares

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Desde hacía varias semanas el frío calaba los huesos. El corto camino que separaba el número 11 de la calle Consolación, actual Cristo de la Misericordia, del Colegio La Viña, había que hacerlo por las mañanas temprano, muy bien pertrechado con ropas de abrigo. Los ... días amanecían grises y, sólo al mediodía, a la hora del recreo, unos tibios rayos de sol intentaban calentar rostros sonrosados y manos pequeñas con sabañones. Era el último día del primer trimestre del curso escolar, para jolgorio de los que aprobaban todas las asignaturas, y desengaño de los que arrastraban algún que otro suspenso para después de Reyes. Nada más salir del colegio sabíamos que habían dado el pistoletazo de salida a la Navidad de aquel año. La radio del Bar Las Banderas y el de la churrería de la Calle San Pablo, esquina con los Callejones, competían en la cantinela de ¡veinticinco mil pesetas!

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