Opinión
Maestros
Ahora el pin parental de Vox se ha convertido en el epicentro del debate escolar, que para nada pretende mejorar el nivel educativo de nuestros infantes y adolescentes, sino todo lo contrario
«Hacía más de una semana que la humedad calaba los huesos. El gris y la llovizna habían venido para quedarse. Los despertares eran sin ver y los amaneceres no existían. Algo caliente entre pecho y espalda antes de empezar la rutina. El desayuno de ... verdad sería en el patio del colegio. Bocadillo de mortadela con pan crujiente y botella de cristal, con esa leche entera que te dejaba bigote. El aviso lo daba la campana del recreo. Ese espacio lúdico de pelotazos y miradas de soslayo, de conversaciones en clave.
Antes, nada más entrar ¡A formar!. Sin uniforme, pero todos en pantalones cortos y enchaquetados, con corbatas sin nudos de atar. La camiseta interior de manga larga se resistía al recato. Una bandera de España, con un escudo indigno, y un cántico que más que de cara era de cruz, que más que de sol era de tinieblas».
Miguel, Justo, Isidora, Casiano, Ramón, Julio, África, Vicente, Diego, Carmen, algunos nombres de los maestros y maestras que tuve la suerte de encontrarme en mi etapa escolar. Todos te ofrecieron con honestidad su saber e intentaron fraguar ilusión y vocación a través del conocimiento. Algunos incluso dejaban intuir sus ideas, a veces con vehemencia, otras con contundencia, pero nunca con imposición. Estaba en ti saber asimilar lo que sumaba y descartar aquello que a tu entender transgredía.
Eran otros tiempos, eran otras gentes, había algunos miedos pero el futuro estaba por abrir. Si el conocimiento no es una suma indiscriminada de datos, tampoco la educación es un simple adoctrinamiento. Públicos, Concertados y Privados. Laicos y Religiosos. No es cuestión de ideologizar, ni en un sentido ni en otro. La Escuela debe ser el sumatorio de una familia conformada en torno a la tolerancia y a la igualdad.
Ahora el pin parental de Vox se ha convertido en el epicentro del debate escolar, que para nada pretende mejorar el nivel educativo de nuestros infantes y adolescentes, sino todo lo contrario. Organizaciones, de más que dudosa ideología rancia, lo usan como arma arrojadiza para cercenar los cimientos de una sociedad que se suponía tolerante. Los Directores de los Centros Educativos tendrán que pedir autorización a padres y madres sobre cualquier asunto, charla, taller o actividad que afecte a materias sobre identidad de género, feminismo o diversidad LGTBI. Eso sí, las tres horas semanales de religión católica forma parte del diseño curricular, y además puntúan. Si en el famoso Informe PISA se valorara el adoctrinamiento religioso nuestro alumnado superaría al de Finlandia.
Todos los colegios tienen un órgano colegiado donde participan todos los sectores de la Comunidad Educativa. Es el Consejo Escolar, foro de participación por excelencia. Y que adquiere su mayor protagonismo decisorio en las cuestiones que no son estrictamente docentes, como son todas las actividades extraescolares y suplementarias.
En medio de tanto disparate aparece en prensa el secretario general de Vox, Sr. Ortegas Smith, disparando un fusil de asalto HK G36, arma de nuestras Fuerzas Armadas, al más puro estilo de la América (EE UU) profunda. ¿A quién habrá que colocar un pin?