Delirios
Vladímir Putin, poseído por ese delirio zarista, vuelve a reproducir la opresión que la vieja Europa parecía haber dejado en los libros de historia
![Antonio Ares: Delirios](https://s2.abcstatics.com/media/opinion/2022/03/04/v/putin-kbCH--1248x698@abc.jpg)
En lo más profundo de sus oscuras entrañas aún resonaban los ruidos atronadores de las bombas. Todavía se percibía ese olor caustico de la pólvora que lo impregnaba todo. Como si fuera ayer, seguía percibiendo a flor de piel esa untuosidad pegajosa de la sangre ... ajena. No le importaba nada. Sus genes imperialistas le hacían justificarse ante su propia barbarie. El recuerdo de kilométricas colas de personas deambulando con lo puesto, presas del frío y de la desesperación, volvía a ser presente continuo. No venían de muy lejos, dejaban todo lo que tenían y sus caras e indumentarias nos eran conocidas. Hasta ayer habían sido parte del viejo continente donde las cuitas y rencillas se resolvían con la palabra. Él, desde su opulento trono, dirigía una ofensiva con delirios imperialistas, ajeno al dolor y al sufrimiento. Nada le importaba. Sólo la guerra enardecía su inmenso ego. Poco le afectaba arrastrar a su pueblo, en su delirio, a un abismo ignoto.
En psiquiatría y psicopatología el delirio se define como una creencia que se vive con una profunda convicción de realidad a pesar de que la evidencia demuestra lo contrario. Nunca se debe confundir con las alucinaciones y con otras alteraciones de la percepción. Poseído de todos ellos, el delirio de grandeza o megalomanía, es uno de los más instalados entre aquellos que se consideran superiores a sus semejantes. Creerse dotado por una habilidad o don grandioso a la altura de los propios dioses, hace de estos sujetos delirantes el verdadero peligro de la convivencia.
Vladímir Putin, poseído por ese delirio zarista, vuelve a reproducir la opresión que la vieja Europa parecía haber dejado en los libros de historia. Para conseguirlo ha elegido bien su objetivo, a la más revolucionaria, díscola e insurrecta de todas las repúblicas que conformaban la antigua URSS. Ucrania nunca se sintió rusa.
La invasión de un país en Europa suele ser el prolegómeno de algo mucho más dramático que una simple incursión allende fronteras. Repetir la historia sólo nos puede hacer más ruines y desalmados.
Siempre enalteceré como idea de bandera y libertad, como idiosincrasia de aquellos cosacos al límite de sus fortalezas que defendieron su tierra contra todos los usurpadores que ansiaban su fertilidad.
Según el historiador, José María Faraldo, Ucrania fue la única Republica Socialista, que aun siendo miembro de la extinta Unión Soviética, consiguió ser miembro fundador de la Organización de Naciones Unidas. Para Putin el valor de Ucrania no se cierne sólo en lo estrictamente económico. No es sólo una estrategia bélica sobre el desgastado tablero europeo de fuerzas menguadas. Es simplemente eliminar la semilla de una libertad y una democracia que no quiere tener a las puertas de su pueblo, manipulado y maltratado.
«No me importa/ si ese hijo dice una oración o no/ Para él es una gran diferencia que la/ gente malvada y los hombres malvados/ ataquen nuestra Ucrania, una vez tan libre/ y la roben y la saqueen a su voluntad». Taras Shevchenko (1814-1861), poeta ucraniano encarcelado en la Ciudadela de San Petersburgo y autor de la obra ‘Testamento’.
¡Los delirios de Putin huelen a dolor!