Contrastes

De los Tartessos a los Fenicios, incluso los Cartagineses, reconocían que Hispania era un lugar de contrastes

Antonio Ares

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De los Tartessos a los Fenicios, incluso los Cartagineses, reconocían que Hispania era un lugar de contrastes. Los Romanos llegaron a constatar que esta península era un lugar especial, donde coexistían las bailarinas más bellas y mejor contorsionadas y los guerreros numantinos más aguerridos. De ... los paisajes que te llevan de las zonas desérticas de los Monegros o de Tabernas a los vergeles de la Vega Granadina o Murciana. De las playas desérticas de las costas gaditanas a las concurridas de la costa alicantina. De los volcanes de la Restinga de la Isla del Hierro a las nieves perpetuas del Sierra Nevada. Nuestra pléyade de filósofos sabía de esta peculiaridad. Ortega y Gasset, Unamuno, María Zambrano, García Calvo, Giner de los Ríos, Emilio Lledó, todos han constatado los contrastes de nuestro pensamiento. Lo científico y lo religioso, lo divino y los humano, lo personal y lo grupal, el derecho y la obligación. El escritor Arturo Pérez-Reverte concluye que somos una « Mezcla formidable de pueblos, lenguas, historias y sueños traicionados : ese escenario portentoso y trágico al que llamamos España».

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