Confusionamiento

Existen palabras que se ponen de moda durante un corto espacio de tiempo y después caen en el ostracismo y el desuso

Las palabras, a veces, se comportan como auténticos seres vivos. Nacen, crecen, algunas se reproducen, y muchas acaban por desaparecer. Eulalio Ferrer, en su libro ‘El lenguaje de la publicidad’, recoge los términos más usados en los últimos cien años, y como han ido cambiando. ... A principios del siglo pasado los términos más usados fueron despotismo, proletario, izquierda, derecha e industrialismo. En los años veinte lo fueron verdad, pobreza, fascismo y charlestón. En la década de los cuarenta ocuparon lugar destacado nazismo, neutrón, deporte y poesía. El siglo XX finaliza con las palabras más habituales como globalización, consenso, chip, narcotráfico y estrés.

Cada tiempo tiene su jerga, cada época tiene su lenguaje. Ninguna norma académica es capaz de adocenar al pueblo que se expresa como siente. Existen palabras que se ponen de moda durante un corto espacio de tiempo y después caen en el ostracismo y el desuso. Otras en cambio resisten bien el paso del tiempo y superan modas y estilos. La velocidad y la aceleración de estos tiempos provocan que mucho, en los que respecta al lenguaje, sea un visto y no visto. Los anglicismos, las moderneces, las nuevas formas de expresión a través de las redes sociales, la inmediatez y la parquedad en la comunicación, han hecho que estemos asistiendo a un auténtico galimatías, donde el ahorro léxico se convierte en fundamental y donde no existen normas que nos sirvan de patrón del lenguaje oral y escrito. Dicen que el lenguaje es el medio de comunicación por excelencia. Hoy asistimos a un batiburrillo que a veces lo hace ininteligible. Las tildes, las comas, las bes, las uves, las abreviaturas conforman nuestra preciosa lengua.

La Cosa-19 también ha venido a aportar parte de un nuevo léxico, antes sólo al alcance de unos pocos científicos, y que ahora forman parte de nuestro acervo verbal cotidiano. Incidencia, prevalencia, tasa, rastreador, anticuerpos, epidemiología, virulencia, contagiosidad, antígenos, se han convertido en los términos estrella de nuestras conversaciones. Para nota ha sido familiarizarse con la reacción en cadena de la polimerasa, en lenguaje coloquial nuestra compañera diaria la PCR. La más temida de todas Confinamiento. Nuestras Autoridades, en un alarde de intentar solucionar nuestros problemas reales, juegan a cara o cruz, al acierto o error. Tan malo es quedarse corto como no llegar, y en esto de las decisiones que conciernen a nuestra salud el cariz se torna dramático. La hibernación para la economía no moneda de cambio, pero menos lo será provocar un cierre por la decrepitud de una demanda cada vez más parca, no sólo por falta de recursos económicos, sino por la pérdida de ilusión, de las ganas de salir adelante.

Luis Piedrahita, colaborador y guionista de programas de radio y televisión, es un auténtico inventor de palabras. Bien es verdad que ninguna de ellas ha conseguido incorporarse al lenguaje coloquial, aunque lo ha intentado. Yo le propongo una palabra nueva ‘Confusionamiento’: Dícese de la forma de actuar de los Gobiernos en época de confinamiento. Perplejidad, desasosiego, turbación del ánimo que se produce en la ciudadanía cuando nos confinan temporalmente en nuestro domicilio y nos confunden con sus mensajes diarios, desmentidos y contradictorios.

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