Bares
Las medidas y restricciones en España, los horarios de toque de queda en hostelería y los servicios esenciales por Comunidades Autónomas, son un auténtico galimatías
La verdad es que nos tienen desconcertados y los medios de comunicación sólo alientan tanto equívoco. Resulta que según seas aficionado al buqué de malta o de trigo, a la fermentación simple o a la doble espuma, al lúpulo tostado o a las añadiduras novedosas ... de regaliz o estevia, así podrás satisfacer tu elección en determinados horarios. No es lo mismo ser fans de la Mahou, San Miguel o Cruzcampo, que serlo de Amstel o Estrella Galicia. De la marca dependerá el horario y las restricciones, si puede ser con tapa o a gollete bebido. Si tu paladar está hecho a la Alhambra puede que sólo puedas consumirla fresquita a pierna suelta en tu domicilio.
Las medidas y restricciones en España, los horarios de toque de queda en hostelería y los servicios esenciales por Comunidades Autónomas, son un auténtico galimatías. Cierres perimetrales, autonómicos o municipales, nos alertan de que no podemos salir de casa al caer la tarde. En la barra o en la terraza, con limitación de aforo o con restricciones, con mascarillas y distancia de seguridad o con geles hidroalcohólicos, a pecho descubierto o siendo tan cauto como prudente, con código QR o simplemente dando tu número de teléfono móvil al camarero. Aventurarse a cómo va a ser a una semana vista nuestro deambular por bares y restaurantes es apelar a una bola de cristal oscuro.
En la calle de la Rosa, haciendo esquina con Sagasta, en la confluencia de tres barrios, La Viña, La Cruz Verde y San Lorenzo, está el bar La Primavera. Sus mesas altas en la acera han venido a congregar a un nutrido grupo de adeptos al aperitivo. Entrando a la derecha, en sus paredes, hay un documento que acredita la afición gaditana por la tertulia con sustancia. Una relación, con dirección incluida, de los bares que había en Cádiz en el año 1928. Cerca de 200 locales daban lustre a una sociedad gaditana, posiblemente, más pobre pero más alegre y culta del divertimento. Las juergas solían acabar con las claras del día, siempre y cuando no hubiera un flamenco de por medio, que en ese caso duraban varios días. En el libro ‘Las mil y una historias de Pericón de Cádiz’ de José Luis Ortiz, prologado por Fernando Quiñones, se cuenta como el Mellizo y Pericón quedaban en Los Tres Reyes, bar de la calle Vea Murgía para concertar algún que otro sarao. De todos ellos, apenas una decena subsisten a la intemperie de los tiempos, El 606 y La Nueva Uvita en la Calle de La Rosa, El Rosario en Beato Diego, La Bombilla y La Marina en la calle Libertad, La Estrella en la Plaza de Candelaria, El Serrallo en la Plaza del Mentidero, El Parisén en la Plaza de San Francisco, La Primera de Labra en la calle Antonio López, y el mismo La Primavera.
La canción de Enrique Bunbury y Jaime Urrutia ‘Al calor de amor en un bar’ nos da una idea de lo que nos estamos perdiendo: «Amor la noche ha sido larga/ y llena de emoción/ pero amanece y nos apetece/ estar juntos los dos. / Los bares qué lugares/ tan gratos para conversar/ no hay como el calor/ de un amor en un bar».