Y tú, ¿de quién eres?
Viendo los apoyos que van recibiendo cada una de las facciones de los partidos, uno no sabe exáctamente de quién son, sino adónde quieren ir
Me citaron a uno de esos encuentros que organizan los políticos para recoger las palmas que, durante meses y con paciencia de amanuense, han ido sembrando golpe a golpe, aval a aval, telefonazo a telefonazo. Fue entonces cuando me encontré con aquel nuevo cargo casi ... en la entrada de la sede, embozado en su mascarilla con una discreta bandera de España y ufano con pelo ligeramente engominado. No terminaba de recordar su nombre ni su procedencia así que, envalentonado por el calor, le dije «yo no conozco a tu padrino, ni a tu madrina... pero a quien te va dando retuises sí» y, un poco pesado, le pregunté «y tú, ¿de quién eres?» «De los jovencistas». «Y tú, ¿de quién eres?», insistí. «De los de la renovación, te lo estoy diciendo». «Y tú, ¿de quién eres?», repetí. «También de la presidenta de esa región, y de Ana y un poquito de Bruno y de Antonio». «Y tú, ¿de quién eres?», aún ataqué. «La que me estás dando, yo soy del que gane y, por favor, súbete la mascarilla....»
Salí un poco contrariado, no esperaba esa respuesta. Rápido me recompuse, tenía que acudir a la nueva reunión del penúltimo comité de apoyo a otro candidato del otro partido que, en aras de la democracia más límpida, llevaba meses en teatros políticos entre las sombras. Y ahí estaba ella, con su pelo suelto y unas zapatillas juveniles que contrastaban con la formalidad del resto de su atuendo. Vive Dios que me sonaba su cara y, con la misma inocencia, le pregunté, «y tú, ¿de quién eres?» «Yo soy guapista». «¿Y tú de quién eres?», aún me atreví. «De Juanito, el que es alcalde de una ciudad muy grande». «Y tú, ¿de quién eres?», opuse. «Si yo no era de ninguno, pero me acogieron los de la alcaldesa, que luego fue presidenta, y que ahora se ha cambiado para tratar de que nadie cambie». «Y tú, ¿de quién eres?», aún solté. «Uy, pero mira qué hora es, que como se me haga tarde, me dejan fuera del próximo comité»
Me cerró la puerta en la cara y ya algo apurado de tiempo, me dirigí al periódico. Antes de llegar, me detuve frente a la sede de la otra formación, donde creí adivinar a dos jóvenes militantes que no dejaban de preguntarse... «Y nosotros, ¿de quién somos?» «De los que pierdan en cada momento». No se rindió su interlocutor: «Y nosotros, ¿de quién somos?» «De los que se salen para conservar la pureza» «Y nosotros, ¿de quién somos?», aún le escuché. «Del que llegó a concejal no, ni de la secretaria general, tampoco de la tesorera... y menos del coordinador del comité del que formamos parte». Les dejé con su discusión y al final me quedé sin saber, exactamente, de quién eran los cuatro, sólo, hacia dónde querían ir.
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