Y la mascarilla vuelve a beber
Como los anuncios de perfume, como el turrón de almendra, como los villancicos o como la canción de Mecano, hay cosas que, por muy tradicionales que suenen, es mejor que peguen la vuelta para no volver
![Andrés G. Latorre: Y la mascarilla vuelve a beber](https://s3.abcstatics.com/media/opinion/2021/12/26/v/navidad-familia-covid-kmzH--1248x698@abc.jpg)
Una de las peores cosas que le pudo pasar a estas fiestas (lo siento por los amigos del devocionario, pero para mí desde el 24 al 6 todo viene a ser la misma ensalada en la que, toque lechuga o toque atún, el sabor de ... fondo es el mismo) es la canción de Mecano sobre el fin de año. ‘ Un año más ’ se llama, si este revoltijo que tengo bajo los rizos no me falla. Sí, hombre, seguro que la conoce, esa que empieza con un «En la Puerta del Sol, como el año que fue» ... Si ya de por sí son nefandos cada uno de los versos del grupo (aún no han pedido disculpas por aquello de «No hay marcha en Nueva Yok y los jamones son de york»), los de esta canción, con su mensajito de fondo de que, en el fondo, la vida sigue igual (ay, Julio ), son de lo más deprimente.
Y es que hay ciertas rutinas, ciertas costumbres, por muy navideñas que sean, que se hacen cuesta arriba. Desde pequeño siempre me han horrorizado los villancicos (posiblemente, la expresión de folklore más baja de cada región), pero el que con menos paciencia soportaba era aquel que pedía atención para unos peces en el río que, como un universitario cualquiera, bebían, bebían y volvían a beber. Ya en mi niñez, de pocos años y muchas gafas, me imaginaba a esos peces condenados a abrir y cerrar la boca sin descanso siempre que hubiera Navidad. Mientras, sin que ellos en su húmedo universo supieran nada, a muchos kilómetros nacía al que adorarían, y luego crucificarían, por ser hijo de un dios.
Esta Navidad –o fiestas, o solsticio, o como puñetas le quiera llamar usted– gaditana que transitamos recuerda demasiado a la pasada. Con vacunas e información , pero con el corazón propio y ajeno en un vilo. Con ganas de que todo esto acabe, pero mirando cada día el periódico y encontrando peores noticias que el anterior. Con la esperanza, pero sin el convencimiento, de que el 2022 sea ya, de verdad de la buena, el año en que se recupere la normalidad. De momento, ya hemos recuperado las mascarillas.
En una semana, otra vez, como el año que fue, mascarillas, distancia social y test. Del gel hidroalcohólico , lo único que daba buen olor de todo, nos hemos librado. Hay rutinas que agotan por dentro y por fuera y sólo es más terrible que volver a vivir este año los temores y las precauciones del pasado el barruntar que en el que viene, como una maldición, volverán de nuevo. Como los anuncios de perfume, como el turrón de almendra, como los villancicos o como la canción de Mecano hay cosas que, por muy tradicionales que suenen, es mejor que peguen la vuelta para no volver.