Opinión
El Municipal Teófila y la normalidad
Quien manda pone los nombres; igual que tendremos 'Nueva Normalidad' podríamos tener un estadio Teófila Martínez
Me imagino el primer día en el Paraíso. No es una metáfora, me refiero al kilómetro cero para los amigos del Libro. Estaría un arcángel enseñándoles a Adán y Eva los metros construidos (cero en esa situación), las zonas comunes (todas, supongo) y el jardín ( ... lo que más lo encareció). En un momento, aparecería un bicho de cuatro patas, porte diminuto, andar pausado y púas. «¿Qué caray es eso, Dios mío de mi alma?» El arcángel, viendo que ese día iba a echar más de ocho horas, suspiraría y con una sonrisa les respondería: «¿No les han informado? Como está todo nuevo, deben ser ustedes los que pongan los nombres. Ya saben, llamar al pan pan y al vino vino. Que ustedes no entenderán muy bien esta referencia al no haberse creado ninguna de las dos cosas, pero para que se hagan una idea». Y ahí llegó lo más difícil, que no fue sucumbir al encanto de la manzana ni soportar la vergüenza de la desnudez, sino tener que nombrarlo todo. Al nombrar la realidad la poseemos, pero también la limitamos.
Esta semana hemos visto un ejemplo más en Cádiz cuando, con un sentido de la oportunidad de lo más realista, se abría el periodo de consultas para cambiarle el nombre al estadio. Ramón de Carranza parece de poco fuste o demasiado fustigador y, en respeto a las leyes de los hombres, se le quiere rebautizar. Yo aplaudo el cambio y dejo algunas ideas. Optaría por un nombre actual, porque Almilcar Barca Stadium o Celestino Mutis Arena puede quedar fatal si jugamos la Champions. Para evitar injustas marginaciones, mejor no decantarse por jugadores (¿Lo merecería Mágico más que Pepe Mejías, o Juan José menos que Paco Baena?) y recurrir a algún representante de la sociedad civil. Y si es mujer, cuya presencia en el nomenclátor deportivo es mera anécdota, mejor. Sería bello, una jugada maestra, un movimiento propio de un Alejandro Magno de la política, que el equipo de Gobierno propusiera el nombre de Teófila Martínez para el estadio. El Municipal Teófila Martínez daría bellas coplas carnavalescas como «me voy por la Avenida, con mi novia bibliófila a ver al Cádiz sufrir en el Teófila» y sería un recordatorio de quien construyó la piramidal estructura. Y pondría al PP ante un dilema que ríase usted de quien tuvo que decidir entre los Daddy y Manolito.
Quien manda nomina las cosas. Por eso a lo que viviremos después de la cuarentena lo vamos a llamar Nueva Normalidad, porque necesitamos inventarnos un nombre para esta ciudad con un metro y medio entre amigos. Con unas barras donde no nos podremos apoyar para la cerveza en el hombro de un desconocido. Donde, todavía, veremos a Jose Mari marcar un gol en el Teófila a puerta cerrada.
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