Kichi, Vila y el complicado encargo

Cuando no tienes enemigos delante, cuando ni siquiera sabes quiénes son, ya no te queda más remedio que matar a tus amigos

Andrés G. Latorre

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Cuando me llegó el encargo, sabía que me iba a traer problemas. Pero nunca rechazo un trabajo si está bien pagado, aunque antes de empezar prefiero saber de qué se trata, no me gustan los asuntos turbios y menos cuando se trata de políticos. Al ... final acaba tu careto en el periódico y el de ellos, en el portal de Transparencia de alguna consejería. Por eso cuando aquel hombre apareció en mi despacho, dudé. «Así que el recado es para éste de la foto. No parece un encargo complicado», le respondí justo antes de que me advirtiera: «Que el trabajo no sea excesivo, somos amigos». ¿Amigos? Demonios, no podía entender qué clase de amigos hacen estas cosas. Sospeché que quien me estaba contratando quería jugar al despiste, esta profesión tiene esos gajes.

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