Kichi, Cazalilla y el mar de las Antillas
Un titular, a veces, se parece a las decisiones de nuestros gobernantes y es capaz de rimar aunque parezca parado
Vale, lo reconozco, el titular obedece más a la sonoridad de la rima que a un concepto mínimamente certero que tenga en la mollera. Uno, a veces, va lanzando ideas y palabras como el soldado que dispara con la metralleta, esperando que la metáfora que ... ruge en una bala atraviese el cuerpo correcto y el artículo, o la batalla, acaben ganados. O, por lo menos, que no se pierdan por goleada. Me soplan los que de esa cosa entienden que otro tanto sucede en política, en donde las medidas se toman esperando que las cosas no salgan del todo mal y que el estrépito de la caída, si los caminos se tuercen, se oiga lo menos posible. «Piensa que hasta un reloj parado da bien la hora dos veces al día», me decía el soplón de antes, que no supo explicarme qué sucede si es de cuarzo.
Así que por eso pergeñé ese titular, esperando que al final la columna saliera bien. Kichi era difícil de rimar, así que probé con Cazalilla . Hui de buscar un diminutivo evidente, recurso rápido de quien no se anticipa a lo que sucederá después, y le di vueltas y vueltas al atajo. Me imaginé algo que encajara con Cádiz, pensé en La Habana , quizá un poco en San Juan , y me vino lo de las Antillas. «Esto con lo del Congreso de la Lengua pega de ‘catego’», me dije, ya que la voz de mi monólogo interno, cuando de puertos se trata, se parece más a la de Joaquín, el del Betis, que a la de Rafael, el de la Arboleda.
Lo de las Antillas me evocaba (fue un parto largo) el viaje de Colón a América (pues sí que era largo). Y de cómo el persistente perillán le ganó la mano a todos los que tenían marcado el camino hacia las Indias por Oriente cuando, por Occidente, se pagaba menos peaje. Los que primero le dijeron que si se había pasado con el brady (Fernando de Castilla, supongo) luego mantuvieron, y aún alguno lo hace, que llegó por suerte a las Indias nuevas. Como si mandando barcos allende los mares, como las balas del soldado o las palabras del periodista, alguno se tropezara con la playa correcta.
Ya tenía el titular, que dicen que es la mitad de una columna de opinión. Ahora sólo me quedaba conquistar el otro hemisferio del artículo que, claro, tenía que rimar también. Y probé a escribir de la decisión de posponer el Carnaval de Cádiz, de los ensayos que se están parando por los nuevos casos de covid y los aislamientos, de los mapas que sugerían tener quienes afirmaban que yendo por el camino de siempre igual no se llegaba tan lejos... y de las decisiones que parecen no tener mucho sentido pero, como algunos titulares, y demasiadas balas, terminan dando en el blanco. Aunque sea dos veces al año.