La defensa de llegar tarde en la era del Covid-19

Quien te hable de dinero cuando se debata de salud, siempre estará pensando en sus monedas y en tus flemas

Andrés G. Latorre

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Soy un tardón. Lo confieso, he escrito más veces «estoy en cinco minutos» que mi propio nombre. Llego tarde a todo de manera puntual, constante y disciplinada. Y no porque yo quiera. Es una especie de maldición de los dioses. Ya saben (ojo, se avecina ... pedantería), al igual que a Casandra la maldijeron con que conocería el futuro pero nadie le creería, un poco como a la OMS pero en versión de liarse con el hijo del Jefe Supremo, a mí me lo hicieron con que vería que he quedado en la plaza de España a las ocho (un ‘poné’) y son menos cinco y sigo yendo por Comisaría.

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