El certamen de 'Miss simpatía'

El cambio de nombre del Estadio se ha convertido en un partido de consolación, en un bautizo de asociación de vecinos chunga

Lo contrario del amor no es el odio, es la indiferencia. A buen seguro que usted, como yo, habrá oído esta frase tantas veces que ya considerará, como yo, a un bobo a quien la dice. Pero una tontería repetida mil veces no tiene por ... que ser mentira. Tampoco lo es esa otra sentencia que ha hecho suya Ignatius Farray (bendito sea) que proclama que lo contrario de la risa no es el llanto, sino el miedo. Nuestro Ayuntamiento ha optado por buscar el contrario al nombre de reminiscencias franquistas de Ramón de Carranza y ha selecciondo ocho opciones, ocho, de entre las que podremos elegir los gaditanos: ‘La Tacita de Plata’, ‘Nuevo Mirandilla’, ‘Gadir’, ‘Ciudad de Cádiz’, ‘Gades’, ‘De La Laguna’, ‘La Pepa’ y ‘Bahía de Cádiz’ . Adiós al homenaje, a la reivindicación, al patrioterismo de la bandera de inventados colores. La nueva era nos ha traído la tautología onomástica, la autoreferencia nominativa. El abrir la boca para decir que se habla.

Francamente (con perdón), rebautizar al Estadio no me parece mal, pero creo que es de lo penúltimo que se tendría que haber hecho. Cuando uno tiene la casa en llamas, no es el momento de barnizar los picaportes por mohosos que nos parezcan. Y puestos a buscar el nombre exacto de las cosas, hagámoslo bien. El intento por buscar un sustantivo que a nadie hiera ha terminado en un concurso por elegir a ‘miss simpatía’, en una partido por el premio de consolación, en un baile con tu prima la del pueblo . Vamos a llamar bebé al niño y perro al bicho que trajimos del refugio. Muy explicativo, pero poco emocionante.

Puestos a fantasear, cómo me repito madre de Dios, hubiera preferido que al monstruo limpiafondos sufragado por el contribuyente lo llamaran ‘Stalin Stadium’, ‘Carrillo Camp’ o, y aquí muero yo, ‘Municipal Ernesto Guevara’. Claro que un ‘Pinochet Plaza’, ‘Millán Astray Arena’ o, venga que aún podemos, ‘Coliseo Margaret Thatcher’ nos hubiera situado donde merecemos estar por derecho propio. Incluso podríamos haberle puesto ‘Internacional Monedero’ para que, en campaña electoral, otros prometieran renombrarlo como ‘Nacional Manuel Fraga’. Cualquier cosa menos los ocho nombres de asociación de vecinos chunga que han propuesto para renombrarlo, solo comparable al Sanidad Pública de la avenida nueva. Lo contrario del amor y del odio era la indiferencia, ¿se acuerdan? Quizá ése está siendo el futuro de todos los cambios: un removerlo todo para que, dando risa y pena, acabe todo por importarnos un bledo o un Carranza .

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