Cartas de Patrick: ‘Descarga gaditana’
La palabra carga encierra mucho más que guasa o broma; y la descarga, con el cadismo, guarda muchas más cosas
Durante los meses de julio y agosto, a modo de estival divertimento, la columna de opinión contendrá las impresiones de Patrick, inglés llegado hace un año a Cádiz para trabajar de profesor. Pese a sus anglicismos y lenguaje a veces forzado, he intentado respetar ... su prosa. Entre paréntesis irán mis acotaciones. Ésta fue su presentación la semana pasada .
Reconozco que mi flema británica no siempre entiende el doble sentido de los gaditanos. Voy mejorando, pero muchas veces me siento como Sheldon Cooper ante las bromas que mis amigos gaditas me hacen. Como los inuits (Patrick no quiso cambiar la palabra por esquimales al entender que el término es ofensivo, aunque luego bien que se ríe con los cuplés faltones de las callejeras) tienen distintas palabras para nombrar el hielo, aquí descubrí que había muchos términos para referirse a la broma. En filología me enseñaron que existían las palabras chiste, ocurrencia, o gracia, pero en Cádiz aprendí que muchos más matices tienen los ‘bastinazo’, ‘guasa’ o, mi favorito, ‘carga gaditana ’. Andrés me explicó que no tiene nada que ver cómo se llevan aquí las imágenes religiosas con las bromas a una persona, pero no estoy de acuerdo. La carga es un sufrimiento pero tiene parte de gusto, puede llegar a hacer daño pero sólo se disfruta cuando es compartida. Es algo que debe ser bromeado . (Yo también veo que Patrick está haciendo una especie de ‘balconing’ intelectual.)
Me sorprende de la carga que, como la muerte, nadie escapa a ella. En las últimas semanas he leído que en Cádiz la carga se la ha llevado José María Kichi (renuncio a hacerle entender que su apellido es González, algo que supongo dominará todo el mundo en la ciudad). Primero por lo de la bandera que mostraba en el ayuntamiento y después, en redes sociales, por la foto en la que salía mostrando otra cosa en una terraza. Por exceso o por falta de tela, le han dado tela. O, si lo prefieren, la carga le ha venido por la enseña.
También he aprendido lo diferente que en Cádiz es lo que llaman ‘cadizmo’ (como siempre, en sus fallos suele dar en la tecla). Esta semana he visto más banderas del equipo que nunca. Incluso en algunos balcones, han cambiado la bandera de España por la del Cádiz y en la plaza de Sevilla han colocado una gigante sin que nadie haya denunciado a Kichi. Tenderos que no podían hacer demasiadas cuentas y que se equivocaban cuando les pedía que me señalaran el IVA eran capaces de desglosarme qué pasaba si el Cádiz empataba, el Zaragoza perdía pero el Huesca ganaba. Todos hablaban de volver a Primera como una ilusión compartida, como algo en lo que no se pueden hacer bromas. Y comprendí que, aunque ellos no lo dijeran, eso debía llamarse la ‘descarga gaditana’.