De Bandini, San Blas y la reforma laboral
Todos los que mandan prefieren el baile a lo solemne, ya sea para que el santo, el diputado o el eurofan lo gocen
Nuestro gran fallo, por ir resumiendo un poco, fue pasar del Paleolítico al Neolítico . Ahí es cuando, que nadie les engañe, todo comenzó a tornarse brumoso. Y de esos polvos de piedra pulida, estos lodos de languideces eurovisivas. Con el Paleolítico ... poco más había que hacer que tratar de dominar algún fuego –los días de fiesta– y buscar que en la raya divisoria de la comida y lo comido no caer en el lado equivocado. Pero lo bueno no dura mucho. Las gentes terminaron asentándose en lugares fijos y, como analizó el presidente Rajoy varios milenios después, haciendo cosas.
El Neolítico –yo, como usted, también espero que todo esto lleve a alguna parte más allá de un revisionismo histórico extremo– nos trajo las epidemias, las rutinas y, andando el tiempo, el derecho a decidir. O la obligación. Porque es aquí donde quería llegar (vaya, el viaje sólo me ha llevado 12.000 años). Pocas cosas nos han angustiado más que tener que elegir, la condena a ser libres, que decía Sartre . Esta semana, la resaca del Neolítico nos ha pegado en todo el gepeto y nos ha dejado tres foros de decisión donde el derecho, o la obligación, de ser libres nos ha ocasionado algún que otro disgusto.
La segunda, no me extenderé mucho, ha sido la de Eurovisión . El voto popular, ay, sufragar para morir en la orilla, dijo gallego pero los que mandan objetaron reguetón. Son cosas que pasan. Las democracias se entretienen matando moscas con el rabo pero al final, los que mandan, prefieren el baile al himno. En este caso, como Benaocaz .
Y lo último, lo mejor para el final, vino con la votación en el Congreso . La reforma laboral, poca broma. Señores que tienen el derecho a decidir a un golpe de botón o a un golpe de reunión. Y todos se equivocan o todos terminan acertando. Los dedos y los cargos han terminando bailando. Como las opiniones. Como Rigoberta Bandini o San Blas . Si al final, en lo de decidir, maldito Neolítico todo viene a ser igual.
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