OPINIÓN

Andalucía, en deuda con Cádiz

Son tantos los asuntos pendientes en la provincia que el nuevo Gobierno debe empezar ya a trabajar sin lamentos ni demagogia

Ana Mestre tomo posesión de su cargo como delegada provincial el pasado jueves en Sevilla.

La deuda que tiene la Junta de Andalucía con Cádiz desde hace décadas es tan grande, que al nuevo gobierno autonómico –ahora representado en la provincia por Ana Mestre– se le presenta una ardua tarea por delante. Proyectos fallidos, anuncios que nunca cristalizaron, servicios pésimamente ... gestionados... componen una larga lista que se concreta en casos como el hospital, el tranvía, la ciudad de la Justicia, los albergues y centros de salud pendientes, el plan de empleo o la Residencia Tiempo Libre. Es obvio que hará falta mucho tiempo y esfuerzo para conseguir lo que durante décadas se nos negó. Pero todo camino se inicia siempre con un primer paso y conviene no perder más tiempo en lamentos y empezar a construir. Poco a poco, pero con solvencia. Exactamente eso, solvencia, es lo que transmite la nueva delegada de la Junta, quien tiene muy claras cuales son sus prioridades. Entre ellas no se encuentran en absoluto malgastar tiempo y energía en vociferar proclamas partidistas. Nada de discursos histriónicos y facilones. Bien al contrario, ese discurso se orienta más a la gestión y a la búsqueda de soluciones. Algo muy de agradecer en estos tiempos. Habrá que estar vigilantes con su labor, ser críticos, pero ciertamente reconforta oírla y no detectar ninguna dosis de demagogia. Sin duda, una buena base sobre la que empezar a construir con realismo.

Por cierto. Palacio de San Telmo, Sevilla. Jueves pasado. Doce del mediodía. El presidente de la Junta de Andalucía se hace la foto con los ocho nuevos delegados provinciales. En la instantánea, junto a él, cinco mujeres y tres hombres. Los máximos representantes del Gobierno andaluz en Córdoba, Sevilla y Granada serán hombres. En Almería, Jaén, Huelva, Málaga y Cádiz, mujeres. Un paso más, tan sólido como silencioso, en el camino hacia la igualdad real entre hombres y mujeres. La política es un escaparate magnífico para visualizar y dar normalidad a lo que, en otros ámbitos de la vida, aún tiene un largo camino por delante. Lo hizo Pedro Sánchez a nivel nacional y ahora Juanma Moreno en Andalucía. Esos gestos son importantes, siempre y cuando tanto ellos como ellas estén capacitados para el cargo que deben desempeñar. Como importante sería que las que se autoproclaman como las más feministas y pretenden acaparar y arrogarse en exclusiva el derecho a defender a las mujeres, los reconocieran. Líderes de la izquierda como Irene Montero o Teresa Rodríguez harían bien en congratularse públicamente por estas decisiones. Contribuirían de verdad a la igualdad. No sólo a esa demagogia tan en boga. Aunque es difícil hacerlo si tu defensa de la mujer nace del odio al hombre. Así sólo se fomenta más odio. Y más desigualdad.

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