OPINIÓN
Amerindios
Borrell ignora que los colonizadores de Norteamérica llegaron huyendo de persecuciones políticas, religiosas, o simplemente para buscar un nuevo modo de vida más tradicional
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José Borrell, ministro español de Exteriores, afirmó en un foro celebrado en la Universidad Complutense el pasado lunes día 26 de noviembre, que los Estados Unidos tenían un alto nivel de integración política porque «hablan un solo idioma» y «porque nacieron de una independencia prácticamente ... sin historia: lo único que habían hecho era matar cuatro indios». Sin embargo en este territorio los historiadores calculan que vivían entre cinco y diez millones de amerindios antes de la llegada de los colonizadores europeos; en 1900 quedaban menos de trescientos mil. Tal vez el ministro Borrell piensa que tantos millones de aborígenes se murieron de una gripe, o se largaron en pateras. Borrell ignora que los colonizadores de Norteamérica llegaron huyendo de persecuciones políticas, religiosas, o simplemente para buscar un nuevo modo de vida más tradicional, dejando atrás una Europa sacudida por la industrialización. Por eso, destruyeron a los pueblos nativos; este exterminio se produjo a través de las guerras para ocupar sus tierras. Ward Churchill, profesor de la Universidad de Colorado, describe la historia de los indigenas norteamericanos como un «gran genocidio», «el más sostenido del que se tiene constancia». Según los estudiosos Stiffarm y Lane no se conoce en la historia de la humanidad otro genocidio tan brutal como éste que condujo al final de una raza de personas tan amplia y compleja.
La acción depredadora de los colonos norteamericanos desarrolló una épica sesgada que produjo películas como: ‘Fort Apache’ (John Ford 1948), ‘El hombre de Laramie’ (Anthony Mann 1955) y ‘Horizontes de grandeza’ (William Wyler 1958). Marlon Brando obtuvo el Oscar al mejor actor en la edición de 1973 por su interpretación en ‘El Padrino’; en su lugar subió al escenario una mujer de origen indio, Pequeña Pluma y con la venia del actor proclamó: «Con mucho pesar vengo a decirles que Marlon Brando no puede aceptar este premio y esto se debe al trato que le da la industria cinematográfica a los indios americanos y también por lo recientemente ocurrido en Wounded Knee». El 27 de Febrero de ese año, seguidores del Movimiento Indio Americano tomaron ese lugar, exigiendo que el gobierno revisara los 371 tratados acordados en el pasado con tribus indias. Agentes federales mataron a dos de ellos y muchos fueron heridos. Después se llega a un acuerdo con representantes de la Casa Blanca, pero la promesa pasó al olvido. En la actualidad existen reservas donde viven algunas tribus.
Las guerras de los indios contra el invasor blanco fueron duras porque eran una lucha desesperada por salvar su tierra y su modo de vida, que ellos consideraban sagrados. Pero la guerra, para el indio, es igualmente una practica sagrada, y en cierto modo también como una especie de juego, cuyo fin es el desarrollo de las cualidades de los hombres y el mantenimiento de un nivel altísimo de auto exigencia personal que daba como resultado las magníficas virtudes de los grandes guerreros. Su ideal filosófico era la armonía, por eso Alce Negro, Jefe de los Sioux Oglala decía: «Cuando el indio mata en la caza o en la guerra, debe realizar ritos de reconciliación, de purificación o de duelo, a fin de restablecer el equilibrio roto». Así pues cuando un indio mataba en combate a otro hombre debía guardar luto durante treinta días, con la cara pintada de negro; esta forma de concebir la guerra se asemeja al ideal caballeresco de la Alta Edad Media europea o de los Samuráis japoneses.